Dios siempre ejecuta Su juicio con un determinado propósito. El propósito del juicio de Dios es llevar a cabo un recobro. Mediante Su juicio —basado en Su justicia, santidad y gloria— Dios desea recobrar a Su pueblo en conformidad con Su justicia, santidad y gloria. Mientras que el juicio de Dios es ejecutado por diversos medios (Ez. 5:4; 14:21), el recobro que Dios efectúa es realizado mediante la vida.
Las visiones concernientes al recobro que el Señor efectúa mediante la vida presentadas en los caps. 33—39, así como el resultado, que es el edificio santo de Dios revelado en los caps. 40—48, todo ello debe ser aplicado a Israel en la restauración, el milenio, comenzando con la segunda venida del Señor (Hch. 3:20-21). Estas visiones también deben ser aplicadas a los creyentes de Cristo con respecto a su experiencia de la vida divina en la era del Nuevo Testamento (cfr. la nota Jer. 31:311a).