Al efectuar Su recobro mediante la vida, Dios primero envía al centinela para hacer sonar la trompeta a oídos de Su pueblo a fin de que ellos se arrepientan, se vuelvan y vivan (cap. 33); después, Él mismo viene como Pastor que va en pos de Sus ovejas y las busca. Después que Juan el Bautista hizo sonar la trompeta del arrepentimiento (Mt. 3:1-2), el Señor Jesús vino como el Pastor (Mt. 9:36; Lc. 15:1-7; Jn. 10:11).