Heb. El Shaddai. Véase la nota Gn. 17:12a.
Heb. El Shaddai. Véase la nota Gn. 17:12a.
Jacob hizo que los dos hijos de José, quien era hijo de Raquel, tomaran el lugar de sus dos primeros hijos: Rubén y Simeón, hijos de Lea. Al bendecir a Efraín y a Manasés, Jacob le dio a José una doble porción de la buena tierra (Jos. caps. 16—17). Por tanto, la primogenitura entre los hijos de Jacob fue transferida de Rubén a José debido a que Jacob deseaba recordar a Raquel (v. 7). Dios respaldó la acción de Jacob convirtiéndola en realidad concreta mediante la repartición de la buena tierra cuando Israel entró en ella. Véase la nota Mt. 1:23c.
En Génesis se nos relatan cuatro casos en los que la primogenitura es transferida a otra persona. La transferencia de la primogenitura de Esaú a Jacob (Gn. 25:22-26, 29-34) revela que recibir la primogenitura no depende de nuestro nacimiento natural, sino de la predestinación efectuada por Dios (Ro. 9:10-13). La transferencia de la primogenitura de Zara a Fares (Gn. 38:27-30) ejemplifica el hecho de que la concesión de la primogenitura no depende de lo que haga el hombre, sino de la elección efectuada por Dios. La transferencia de la primogenitura de Rubén a José (Gn. 49:3-4; 1 Cr. 5:1-2) revela que, aunque podamos estar predestinados para poseer la primogenitura, podríamos perderla si caemos en fornicación. La transferencia de la primogenitura de Manasés a Efraín (vs. 12-20) nos muestra que la bendición del Señor no depende de las maquinaciones naturales del hombre, sino del deseo de Dios y de Su selección. El último caso en que se transfiere la primogenitura en las Escrituras ocurre cuando la primogenitura es transferida de Israel a la iglesia (véase la nota Mt. 21:311).
O, a mi lado.
O, ladera de monte.
cfr. Nm. 1:33, 35; 2:19, 21; Dt. 33:17
O, plenitud; plétora.
Lit., desde que yo soy hasta este día.
Que Jacob mencionara tres veces a Dios en los vs. 15-16 hace referencia al Dios Triuno. El Dios en cuya presencia anduvieron Abraham e Isaac es el Padre; el Dios que pastoreó a Jacob toda su vida es el Espíritu; y el Ángel que lo redimió de todo mal es el Hijo. He aquí el Dios Triuno en la experiencia de Jacob. Véase la nota 2 Co. 13:141a.
O, cruzando sus manos. El padre de Jacob, Isaac, bendijo ciegamente (Gn. 27:1, 23, 27), pero Jacob, al bendecir a sus dos nietos, abundaba en aguda perspicacia. Aunque sus ojos físicos se habían oscurecido (v. 10), en su espíritu él sabía claramente —debido a que era maduro y era uno con Dios en vida— que la voluntad de Dios era establecer a Efraín por encima de Manasés (vs. 17-20).