Que Abraham produjera a Ismael mediante su propia fuerza natural fue una grave ofensa contra Dios y Su economía. Debido a esto, después de nacido Ismael, la comunión de Abraham con Dios se vio interrumpida; Dios esperó trece años (cfr. Gn. 16:16), hasta que se le pusiera fin a la fuerza natural de Abraham, para contactar a Abraham nuevamente (Ro. 4:19 y la nota). Véase la nota Gn. 15:4¹.

Heb. El Shaddai. El significa el Poderoso, y Shaddai viene de la palabra hebrea que significa pecho o ubre. Este título divino revela a Dios como el Poderoso con una ubre, es decir, el Poderoso todo-suficiente. Él es la fuente de gracia que suministra a Sus llamados las riquezas de Su ser divino a fin de que produzcan a Cristo como la descendencia para el cumplimiento de Su propósito.

Aquí, andar delante de Dios es andar en Su presencia, disfrutando constantemente de Dios mismo y de Su suministro todo-suficiente. Ser perfectos significa que Dios nos es añadido como el elemento y factor de perfección. En términos prácticos esto quiere decir que para nuestra vida y nuestra obra no confiamos en el poder de nuestra carne, sino en Dios, el Poderoso todo-suficiente.

El hecho de que se mencionen naciones y reyes en los vs. 4-6 y en Gn. 35:11 implica que como resultado de nuestra multiplicación se produce la vida de iglesia apropiada, la cual es el reino de Dios en la tierra (Ro. 14:17 y la nota 1). Véase la nota Gn. 12:2^2a.

Que significa padre exaltado.

Véase la nota Gn. 18:14^1b.

Que significa padre de una multitud. Para cumplir Su propósito eterno, Dios no necesita de una persona exaltada, sino de un padre de multitudes (cfr. Gn. 1:28; 9:1). Por tanto, cambiar el nombre de Abraham, lo cual indica un cambio de persona, tenía como finalidad el cumplimiento del propósito de Dios. En términos de nuestra experiencia espiritual, el verdadero cambio de nombre es el siguiente: de “yo” a Cristo (Gá. 2:20) y de “yo” a la gracia de Dios (1 Co. 15:10). Sólo Cristo como gracia de Dios, y no nuestro “yo”, puede producir las multitudes requeridas para el cumplimiento del propósito de Dios (véase la nota Gn. 15:4¹). Cfr. Gn. 32:27-28; Jn. 1:42.

Ismael, la descendencia producida por la carne, fue rechazado por Dios (Gn. 21:10). Sólo Isaac, la descendencia generada por la gracia de Dios, fue establecido para el cumplimiento del propósito de Dios (v. 21; 21:12; Ro. 9:7-9).

El nombre “Isaac” significa “se ríe”.

Es decir, por medio de la gracia de Dios manifestada en el pacto de la promesa de Dios, simbolizada aquí por Sara, la libre, la esposa de Abraham (Gá. 4:22-26). El nacimiento de Isaac por medio de Sara representa el engendramiento de los creyentes en Cristo por la gracia de Dios en la resurrección de Cristo (1 P. 1:3) para que sean la legítima descendencia de Abraham (Gá. 4:28, 31; 3:29). El pacto de la circuncisión establecido por Dios en este capítulo corresponde al nuevo pacto, en el cual la muerte de Cristo cercena nuestro viejo hombre en la carne y la resurrección de Cristo hace que germine nuestro nuevo hombre, representado por Isaac, para hacernos la nueva creación (2 Co. 5:17).

Que significa princesa. El posesivo mi en la expresión mi princesa (véase la nota Gn. 17:15¹) indica estrechez y particularidad. Aquí, cambiar el nombre de Sara denota generalidad y sugiere que, en su persona, ella fue ensanchada y hecha más amplia a fin de poder ser madre de naciones (v. 16). Como vimos en los casos de Abraham (v. 5) y Sara, tal cambio requiere que se ponga fin a nuestro viejo hombre y a nuestro hombre natural para que seamos transformados en una nueva persona, capaz de generar descendencia y cuidar de otros con miras al cumplimiento del propósito de Dios.

Que significa mi princesa.

Si aquellos llamados por Dios no llevan una vida crucificada poniéndole fin al yo y a su ser natural, entonces, en términos de su experiencia subjetiva ellos serán separados de Cristo, de la vida de iglesia y del suministro de la gracia de Dios y serán completamente ajenos al pacto de Dios, cuya finalidad es el cumplimiento del propósito de Dios (Jn. 15:6; Gá. 5:4).

En figura, el octavo día, el primer día de una nueva semana, se refiere a la resurrección de Cristo (Mt. 28:1; Jn. 20:1). La circuncisión tiene que realizarse en resurrección y siempre nos introduce en la resurrección (Col. 2:12; cfr. Ro. 6:3-5), haciéndonos una nueva persona, una nueva creación (2 Co. 5:17; Gá. 6:15), para el cumplimiento del propósito de Dios.

La circuncisión corresponde al cambio de nombres humanos (v. 5). Ambos significan que se dio fin a nuestro viejo ser y que nuestro ser fue introducido en resurrección, para que ya no seamos personas naturales sino personas resucitadas.

Aunque la promesa de Dios respecto a que Sus elegidos heredasen la buena tierra (Gn. 12:1-2, 7; 13:15-17) se había convertido en un pacto (Gn. 15:4-5, 18-21), todavía era necesario confirmar el pacto de la promesa de Dios mediante el pacto de la circuncisión. La circuncisión era el procedimiento que debían seguir los elegidos de Dios para heredar la promesa de Dios. Esto significa que los escogidos neotestamentarios de Dios tienen que ser aniquilados por la cruz a fin de heredar todas las riquezas halladas en Cristo y prometidas por Dios (cfr. Gá. 2:20). Véase Ro. 4:11 y la nota 1.

El significado espiritual de la circuncisión es el de despojarse de la carne, despojarse del yo y del viejo hombre, mediante la crucifixión de Cristo (Col. 2:11, 13a; Dt. 10:16; Jer. 4:4a; Hch. 7:51; Gá. 5:24; Ro. 6:6; Ef. 4:22; Col. 3:9). En el cap. 16 vemos que Abraham se valió de su carne para producir a Ismael. Aquí Dios le pidió que cercenara su carne, que pusiera fin a su fuerza natural, de modo que Dios pudiera intervenir y generar a Isaac por Su gracia para el cumplimiento de Su propósito. La circuncisión del Antiguo Testamento equivale al bautismo del Nuevo Testamento (Col. 2:11-12 y las notas). La verdadera circuncisión no es externa en la carne, sino interna, la circuncisión “del corazón, en espíritu, no en letra” (Ro. 2:28-29). Véase la nota Jos. 5:2¹.