Esto se refiere a Cristo, quien es el Deseado de todas las naciones (Mal. 3:1b). Aunque las naciones no conocen a Cristo, aun así ellas desean a Cristo. Toda persona desea tener paz y una buena vida con virtudes tales como luz, amor, paciencia, humildad, mansedumbre, perseverancia, gozo y justicia. Puesto que Cristo es la realidad de todas estas cosas, que las naciones deseen todas estas cosas significa que, sin darse cuenta, ellas desean a Cristo.
La venida de Cristo como el Deseado de todas las naciones depende del retorno del pueblo de Dios de su cautiverio en Babilonia así como del recobro de la edificación de la casa de Dios. Cristo vino la primera vez, en Su encarnación, mediante el retorno de un remanente de Israel de su cautiverio en Babilonia a Jerusalén para la reedificación del templo. Cristo vendrá por segunda vez mediante el retorno de un remanente de Sus elegidos neotestamentarios de su cautiverio en la Babilonia religiosa (Ap. 17) al terreno apropiado de la iglesia para el recobro de la edificación de la iglesia, la casa espiritual de Dios (1 Ti. 3:15; 1 P. 2:5).