Cristo, como Jehová y también como hombre, es el Rey que provee al pueblo de Dios el suministro necesario, cuida de éste y lo ampara (vs. 1-2; 33:22). Él no gobierna directamente por Sí mismo, sino indirectamente por medio de los gobernantes. En el milenio Cristo será el Rey, y muchos de aquellos que le aman serán los gobernantes, Sus correyes (Mt. 19:28; 1 Co. 6:2; Ap. 2:26-27; 12:5; 20:4).