Moab, el primer antepasado de los moabitas, nació de Lot cuando éste cometió incesto con sus hijas (Gn. 19:30-38). La nación de Moab tipifica al mundo en lo referido a la concupiscencia carnal que corrompe al pueblo escogido de Dios y le impide, mediante las personas religiosas y avariciosas, seguir a Dios y andar con Él en Su camino santo (Nm. 25:1-5; 2 P. 2:15; Ap. 2:14). Fue Moab quien contrató a Balaam, el profeta gentil, para hacer tropezar a los hijos de Israel (Nm. 22:1-21; Dt. 23:4).
A los moabitas no les estaba permitido entrar en la congregación de Jehová aun hasta la décima generación (Dt. 23:3). Sin embargo, Rut, una moabita, llegó a ser madre de uno de los antepasados prominentes de Cristo (Mt. 1:5b) debido a su lealtad para con Israel en pro de los intereses de Dios (Rt. 1:14-18). Esto indica que aunque los moabitas fueron condenados, llegado cierto tiempo, Dios tuvo compasión de ellos.