La adoración hipócrita de Israel (en realidad, de Judá, Jer. 7:21; Jer. 9:26) ofrecida a Jehová su Dios era una adoración falsa y supersticiosa. En su adoración supersticiosa, incluso el templo se había convertido en un ídolo y algo relacionado con la superstición. Por tanto, Jeremías les dijo que no dijeran estas palabras con respecto al templo de Jehová. Cfr. la nota 1 S. 4:31b.