Que Dios escogiera como juez de Israel a una mujer, Débora, fue un acto extraordinario que indicaba que todos los hombres de Israel le habían fallado a Dios, obligándolo a escoger una mujer. Según la Biblia, una mujer apropiada es aquella que está sujeta a Dios, aquella que guarda el orden establecido por Él (véase la nota Éx. 2:211, párr. 2). Ésta debía ser la postura de Israel ante Dios, pero Israel fue en contra del orden establecido por Dios dejando la posición que le correspondía como esposa de Dios y abandonándolo al ir en pos de cientos de ídolos. Esto condujo a Israel a una situación y condición deplorables. Aunque Débora era una persona muy capaz, ella era muy sumisa. Dios la hizo líder del pueblo, mas ella supo mantener el orden apropiado y tomó a Barac como su cobertura (vs. 6-9; cfr. 1 Co. 11:3, 5-6, 10). Cuando esta mujer extraordinaria y excelente tomó la delantera en cuanto a practicar la sujeción al varón, la nación entera vino a estar en un orden excelente, asumiendo la posición apropiada ante Jehová (v. 10). Entre el pueblo hubo grandes resoluciones de corazón y gran escudriñamiento de corazón (Jue. 5:15-16), y ellos se unieron a quienes combatían por el reino de Dios. Debido a que Israel combatió dirigido por Débora según el orden apropiado, Dios combatió por ellos (vs. 14-24).