Consolar el corazón de las personas significa alegrarlas cuidándolas con ternura así como acogerlas calurosa y amorosamente para que sean entrelazadas hasta alcanzar la perfecta certidumbre del entendimiento del misterio de Dios.
Consolar el corazón de las personas significa alegrarlas cuidándolas con ternura así como acogerlas calurosa y amorosamente para que sean entrelazadas hasta alcanzar la perfecta certidumbre del entendimiento del misterio de Dios.
El amor divino que hemos disfrutado y por medio del cual amamos a los amados de Dios. Este amor es el factor y elemento que entrelaza a los santos.
Las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento equivale a el pleno conocimiento del misterio de Dios, el cual es Cristo.
Ser entrelazados en amor involucra nuestra parte emotiva, mientras que obtener las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento involucra nuestra mente. Una vez que nuestros corazones hayan sido consolados, al ser entrelazados en amor, y una vez que nuestras mentes desempeñen su función adecuadamente, obtendremos el pleno conocimiento de Cristo quien es el misterio de Dios.
El libro de Efesios habla del misterio de Cristo, el cual es la iglesia, el Cuerpo (Ef. 3:4). Este libro habla del misterio de Dios, el cual es Cristo, la Cabeza.
Conforme a la historia, la influencia de la enseñanza gnóstica, que incluía la filosofía griega, había invadido las iglesias gentiles en los tiempos de Pablo. Por lo tanto, el apóstol les dijo a los colosenses que todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento verdaderos están escondidos en Cristo. Esto se refiere a la sabiduría y el conocimiento espirituales de la economía divina tocante a Cristo y la iglesia. La sabiduría está relacionada con nuestro espíritu, y el conocimiento está relacionado con nuestra mente (Ef. 1:8, 17).
Para engañar o llevar cautivos a los creyentes sería necesario usar algo cercano a la verdad, tal como la filosofía. Si tenemos una visión clara de Cristo como centro de la economía de Dios, nadie podrá engañarnos (v. 8). Cuando tomamos a Cristo como vida (Col. 3:4), nos asimos de Él como la Cabeza del Cuerpo (v. 19), lo conocemos como el misterio de Dios (v. 2), le experimentamos como la esperanza de gloria (Col. 1:27) y andamos en Él como el Espíritu todo-inclusivo (Col. 2:6), entonces nada ni nadie podrá engañarnos.
Debemos cuidarnos de las palabras persuasivas y de la elocuencia. Un orador puede ser muy persuasivo y elocuente sin tener la realidad de Cristo en su persuasividad y elocuencia.
El espíritu humano en el cual mora el Espíritu Santo.
Cristo es la porción asignada a los santos (Col. 1:12) para ser disfrutada por ellos. Creer en Él es recibirlo. Como Espíritu todo-inclusivo (2 Co. 3:17), Él entra en nosotros y mora en nuestro espíritu (2 Ti. 4:22) a fin de llegar a serlo todo para nosotros.
De la manera que hemos recibido a Cristo, debemos andar en Él. Aquí, andar es vivir, actuar, conducirnos y ser. Debemos andar, vivir y actuar en Cristo, para que disfrutemos Sus riquezas, así como los hijos de Israel vivieron en la buena tierra, disfrutando de todo su rico producto. Hoy en día, la buena tierra es Cristo como Espíritu todo-inclusivo (Gá. 3:14), quien mora en nuestro espíritu (2 Ti. 4:22; Ro. 8:16) para que le disfrutemos. Andar conforme a este Espíritu (Ro. 8:4; Gá. 5:16) es el punto central y crucial del Nuevo Testamento.
Al igual que las plantas, nosotros somos organismos vivos. Como tales, hemos sido arraigados en Cristo, quien es nuestro suelo, nuestra tierra, para que absorbamos todas Sus riquezas como alimento. Estas riquezas llegan a ser el elemento y la sustancia con los cuales crecemos y somos edificados. Ser arraigados tiene como fin el crecimiento en vida. Si bien ser arraigados ya ha sido logrado, ser edificados, cuya finalidad es la edificación del Cuerpo de Cristo, es algo que continúa siendo realizado. Ambos asuntos se llevan a cabo en Cristo.
Aquí, en la fe significa en nuestra fe, la fe subjetiva con la cual creemos.
Esto se refiere a la enseñanza gnóstica, una mezcla de las filosofías judía, oriental y griega, lo cual es una hueca sutileza.
La tradición está relacionada con la cultura y tiene su origen en la misma. La fuente de la enseñanza gnóstica en Colosas era la tradición de los hombres; no se basaba en los escritos de Dios que habían sido revelados, sino en las prácticas tradicionales de los hombres.
La misma expresión, los rudimentos del mundo, se usa en Gá. 4:3 (véase la nota allí). Aquí se refiere a las enseñanzas rudimentarias de los judíos y de los gentiles, que consisten en observancias ritualistas con relación a comer carne, a bebidas, lavamientos, ascetismo y otros asuntos.
Cristo es el principio que rige toda sabiduría y todo conocimiento verdaderos, la realidad de toda enseñanza genuina, y la única medida de todo concepto aceptable a Dios. El enfoque de este libro es Cristo como nuestro todo.
Se refiere al cuerpo físico, del cual Cristo se vistió en Su humanidad, lo cual indica que toda la plenitud de la Deidad habita en Cristo, quien tiene un cuerpo humano. Antes de la encarnación de Cristo, la plenitud de la Deidad habitaba en Él como Palabra eterna, pero no habitaba en Él corporalmente. Desde el momento en que Cristo se encarnó, es decir, desde que se vistió con un cuerpo humano, la plenitud de la Deidad empezó a habitar en Él de una manera corporal, y ahora y por siempre habita en Su cuerpo glorificado (Fil. 3:21).
La palabra plenitud no se refiere a las riquezas de Dios, sino a la expresión de las riquezas de Dios. En Cristo no solamente habitan las riquezas de la Deidad, sino también la expresión de las riquezas de lo que Dios es. Véase la nota Ef. 3:193c.
Se refiere a la Deidad misma, lo cual es diferente de las características divinas manifestadas por las cosas creadas (Ro. 1:20). Esto es prueba contundente de la deidad de Cristo. La plenitud de la Deidad está en contraste con la tradición de los hombres y los rudimentos del mundo. La tradición y los rudimentos del mundo simplemente no pueden compararse con la plenitud de la Deidad.
La palabra griega implica compleción, perfección. Ya que toda la plenitud mora en Cristo, cuando nosotros fuimos puestos en Cristo (1 Co. 1:30), fuimos llenos de todas las riquezas divinas. Por lo tanto, no necesitamos otra fuente. Como Cristo es nuestra perfección y compleción, no debemos hacer de principados ni autoridades objetos de adoración, porque Él es la Cabeza de todos ellos. Esto va en contra del culto a los ángeles (v. 18).
Aquí todo principado y autoridad se refiere a los ángeles caídos que ocupan posiciones de poder en el aire y que están subordinados a Satanás. Véase la nota Col. 2:152a.
Ésta es la circuncisión espiritual, la circuncisión de Cristo, y se refiere al bautismo apropiado, el cual nos despoja del cuerpo carnal por medio de la virtud eficaz de la muerte de Cristo. Esto es contrario al ascetismo (vs. 20-22).
La circuncisión, la cual consiste en despojarse del cuerpo carnal, no fue hecha con manos humanas, sino que fue lograda por la muerte de Cristo y es aplicada, ejecutada y llevada a cabo por el Espíritu poderoso.
Aquí la expresión despojaros significa quitarse algo, como por ejemplo la ropa.
Ser sepultado en el bautismo significa despojarse del cuerpo carnal, es decir, quitárselo.
En el bautismo existe el aspecto de ser sepultados, lo cual equivale a poner fin a nuestra carne, y el aspecto de ser levantados, lo cual significa hacer germinar nuestro espíritu. En el aspecto de ser levantados somos vivificados en Cristo por la vida divina.
La fe no proviene de nosotros; es don de Dios (2 P. 1:1). Cuanto más nos volvemos a Dios y tenemos contacto con Él, más fe tenemos. El Señor es el Autor y el Perfeccionador de nuestra fe (He. 12:2). Cuanto más permanecemos en Él, más se nos infunde Él como nuestra fe. Por medio de esta fe viva producida por la operación del Dios vivo, experimentamos la vida de resurrección, representada por el aspecto de ser levantados en el bautismo.
Muertos en el espíritu debido al pecado.
En la resurrección de Cristo, Dios nos dio vida juntamente con Él por medio de Su vida divina. Esto fue llevado a cabo en la resurrección de Cristo (1 P. 1:3), y lo experimentamos por medio de nuestra fe.
O, quitando, eliminando, borrando, aboliendo (un decreto legal).
Un documento legal, un contrato. Aquí se refiere a la ley escrita.
Se refiere a las ordenanzas de la ley ceremonial y sus rituales, los cuales son formalismos o maneras de vivir y adorar. Así también en los vs. 20-21.
Esto significa abolir la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas (Ef. 2:15), lo cual anula la herejía de guardar los ritos judíos.
La misma palabra se usa en Col. 3:9. Los vs. 13-15 revelan la economía de la salvación de Dios que consiste en:
1) darnos vida juntamente con Cristo;
2) abolir las ordenanzas de la ley ceremonial
3) despojarse de los poderes angélicos malignos.
Dios estaba muy activo en el momento en que se llevaba a cabo la crucifixión de Cristo: Él clavó la ley en la cruz, y se despojó de los principados y autoridades dejando despejados el camino y la atmósfera a fin de que nosotros participásemos de Cristo.
Éstos son los principados y autoridades angélicos. Este pasaje debe de referirse a los ángeles malignos, debido a que en Colosas prevalecía la herejía del culto a los ángeles. La ley fue dada por medio de los ángeles e incluso se consideraba ordenanzas de ángeles (Gá. 3:19; Hch. 7:53). Basándose en esto, la herejía que predominaba en Colosas enseñaba a la gente a adorar a los ángeles (v. 18) como a mediadores entre Dios y el hombre. El apóstol confrontó esta herejía revelando el hecho de que la ley, la cual consiste en ordenanzas, había sido clavada en la cruz (v. 14), y que Dios se había despojado de los principales ángeles malignos. Esto dejó a Cristo como único Mediador, quien es la Cabeza de todo principado y autoridad (v. 10), y anuló la herejía del culto a los ángeles.
O, mostrar, exponer en el sentido de una vergüenza pública. Dios públicamente avergonzó a los principados y autoridades angélicos malignos en la cruz y allí triunfó sobre ellos.
Lit. ello. Puede referirse también a Cristo.
La comida y la bebida representan satisfacción y fortalecimiento.
Se refiere a las fiestas judías anuales, las cuales representan gozo y disfrute.
Representa un nuevo comienzo con luz en la oscuridad.
Representa compleción y descanso. Los días de fiesta se celebran anualmente; las lunas nuevas, mensualmente; los sábados, semanalmente; y el comer y beber, diariamente. Diariamente comemos y bebemos a Cristo, semanalmente tenemos compleción y descanso en Él, mensualmente experimentamos un nuevo comienzo en Él, y durante todo el año Él es nuestro gozo y disfrute. Por lo tanto, diaria, semanal, mensual y anualmente Cristo es para nosotros la realidad de toda cosa positiva, lo cual implica lo universalmente extenso que es el Cristo todo-inclusivo.
Todo lo mencionado anteriormente en relación con la ley ceremonial es sombra de las realidades espirituales en Cristo, las cuales son las cosas por venir. Pero el cuerpo mismo pertenece a Cristo y es Cristo.
Tal como el cuerpo físico del hombre, el cuerpo mencionado aquí es la sustancia misma; y tal como la sombra que el cuerpo humano proyecta, los ritos de la ley son sombra de las cosas reales del evangelio.
Cristo es la realidad del evangelio. Todas las cosas buenas del evangelio pertenecen a Él y son Él mismo. Este libro revela al Cristo todo-inclusivo en quien se enfoca la economía de Dios.
Los maestros herejes que promovían el culto a los ángeles enseñaban a los santos que debían mostrar humildad considerándose indignos de adorar a Dios directamente. Ellos defraudaban a los santos, privándolos de su premio en Cristo al ponerlos en el elemento y esfera de una humildad autoimpuesta y del culto a los ángeles.
Los maestros herejes juzgaban a los santos indignos de adorar a Dios directamente, y sostenían que tenían que acercarse a Él por mediación de ángeles. De este modo, ellos defraudaban a los santos, privándolos de su premio, del disfrute de Cristo. En Cristo, nuestro único Mediador, podemos adorar a Dios directamente.
U, observando, es decir, investigando (cosas secretas).
Los maestros herejes vivían en la esfera de lo que se ve, en contraste con la fe mencionada en el v. 12. A ellos les gustaba tener visiones curiosas. Tal insistencia en cuanto a las experiencias visuales produjo orgullo carnal, es decir, hueco envanecimiento motivado por la mente puesta en la carne.
Lit., de su carne.
La herejía de rendir culto a los ángeles distraía a los santos y les impedía asirse de Cristo, la Cabeza. La economía de Dios consiste en reunir todas las cosas bajo una cabeza en Cristo (Ef. 1:10) mediante Su Cuerpo, la iglesia, para hacer de Cristo el centro de todas las cosas. La estratagema del insidioso consiste en desviar a los santos y así derribar al Cuerpo de Cristo.
La frase en virtud de quien indica que el Cuerpo de Cristo crece a partir de la Cabeza, puesto que todo el suministro proviene de la Cabeza.
La herejía separaba a los santos de la Cabeza y así causaba daño al Cuerpo. La revelación del apóstol exaltó a Cristo, con lo cual salvaguardó el Cuerpo e hizo que éste fuera edificado.
La función de las coyunturas es dar el suministro al Cuerpo.
La función de los ligamentos es entrelazar a los miembros del Cuerpo.
El crecimiento es algo de vida, la cual es Dios mismo. Por ser el Cuerpo de Cristo, la iglesia no debe ser privada de Cristo, quien es la corporificación de Dios como fuente de vida. Al asirse de Cristo, la iglesia crece con el crecimiento de Dios, con el aumento de Dios como vida.
El crecimiento del Cuerpo de Cristo no tiene nada que ver con el conocimiento doctrinal de la Biblia, con la manera de adorar ni con ningún otro asunto, sino que depende del crecimiento de Dios, el aumento del elemento de Dios, en el Cuerpo.
O, puesto que.
En el bautismo (Ro. 6:3).
Los rudimentos del mundo son los principios elementales de las cosas materiales externas, es decir, las enseñanzas infantiles de asuntos externos, como por ejemplo el ascetismo. Esto es totalmente diferente del camino de Dios, que es el camino de la cruz. Véase la nota Col. 2:83c.
Éstas son ordenanzas, reglas y normas acerca de las cosas materiales, y están relacionadas respectivamente con cosas que se mueven, cosas comestibles y cosas tangibles. Manejar, gustar y tocar incluyen prácticamente toda clase de acción, y las ordenanzas respecto a ellas están relacionadas con la práctica del ascetismo.
O, se corrompen. Todas las cosas materiales, cuando son usadas, están destinadas a descomponerse y perecer por corrupción (1 Co. 6:13; Mt. 15:17).
O, consumo.
La palabra griega denota palabra o dicho; por lo tanto, expresión, exhibición de la razón, y por consiguiente, reputación.
Esto es ascetismo.
Las ordenanzas, reglas y normas de las enseñanzas elementales propias de la preocupación por lo externo (circunstancias, apariencias, etc.) así como del ascetismo no tienen valor en cuanto a restringir los apetitos de la carne.