El amor que mostraron al dar bienes materiales a los santos necesitados. La gracia que los creyentes pusieron de manifiesto era resultado de la gracia de Dios, la cual los motivaba. En la comunión acerca de la ministración a los santos, el apóstol se refirió a la gracia de cuatro entidades:
1) la gracia de Dios, la cual fue dada a los creyentes macedonios con la intención de motivarlos y capacitarlos a dar con liberalidad (vs. 1-2);
2) la gracia de los apóstoles, la cual permitió que los creyentes participaran en la ministración a los santos necesitados (v. 4);
3) la gracia de los creyentes, la cual era su ministración de las cosas materiales a los necesitados (vs. 6-7) y
4) la gracia de Cristo, que consiste en que Él se hizo pobre para que nosotros fuésemos enriquecidos (v. 9).
Esto indica que cuando los creyentes ofrecen al Señor las posesiones materiales con cualquier propósito, el asunto debe estar absolutamente relacionado con la gracia, no con maniobras humanas.