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Capítulos de libros «Levítico»
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  • El relato en este capítulo sobre la consagración de Aarón y sus hijos indica que las ofrendas descritas en los caps. 1—7 tienen como finalidad la consagración, u ordenación, de los sacerdotes. Todo cuanto Cristo es para nosotros y hace por nosotros, según es tipificado por las ofrendas, tiene como finalidad constituirnos sacerdotes (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:6; 5:10). El hecho de que Cristo se convierta en nuestro elemento constitutivo, al disfrutar nosotros de Cristo como las ofrendas, es la ordenación divina. Cfr. Éx. 29 y las notas.

  • La consagración de Aarón y sus hijos a la entrada de la Tienda de Reunión significa que nuestra consagración al sacerdocio no sólo es hecha ante Dios, sino también en pro de la iglesia.

  • Esto significa que para consagrarnos al sacerdocio, tenemos que ser lavados por el Espíritu (1 Co. 6:11).

  • Que Aarón vistiera las vestiduras del sumo sacerdote (vs. 7-9) significa que a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, lo adornan todas las excelencias de Sus atributos divinos y virtudes humanas. Véanse las notas de Éx. 28.

  • Que Moisés ungiera el tabernáculo, el altar y el lavacro, con todos sus utensilios, para santificarlos (vs. 10-11) significa que Cristo y la iglesia (el tabernáculo), la cruz (el altar) y el lavamiento del Espíritu (el lavacro) están vinculados al sacerdocio neotestamentario con miras a la santificación de los sacerdotes. Véase la nota Éx. 25:92b, la nota Éx. 27:11b y la nota Éx. 30:181a.

    La unción trae al Dios Triuno —a quien se añadieron como componentes la humanidad de Cristo, Su vivir humano, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión— a los sacerdotes y a la vida de iglesia. Esto indica claramente que la unción del sacerdocio tiene como finalidad hacer que Dios sea uno con nosotros, pues la unción significa que todo cuanto Dios es, así como todo cuanto Él hace y hará, llega a ser nuestro (véase la nota Éx. 30:251 y la nota Éx. 30:261a). En la consagración de los sacerdotes, la ofrenda por el pecado y el holocausto venían inmediatamente después de la unción (vs. 14-21). Estas ofrendas nos recuerdan quiénes somos, qué somos, y qué debemos ser pero no somos todavía. Véase la nota Lv. 10:141 y Lv. 10:18*1.

  • Que Dios nos ordene sacerdotes guarda relación con la santificación, esto es, que seamos apartados para Dios, que seamos hechos santos (Éx. 29:1 y la nota 1).

  • Esto significa que Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, tipificado aquí por Aarón, fue ungido por Dios para Su santificación (Lc. 4:18; He. 1:9; cfr. Sal. 133:2).

  • Que Moisés vistiera a los hijos de Aarón con vestiduras sacerdotales significa que los creyentes, por ser sacerdotes neotestamentarios, están adornados con los atributos divinos de Cristo mezclados con Sus virtudes humanas (Éx. 28:2 y las notas). Nuestra expresión externa debe manifestar los atributos divinos de Cristo expresados en las virtudes humanas. Véase la nota Jn. 13:41.

  • El novillo de la ofrenda por el pecado representa al Cristo más fuerte y rico que es nuestra ofrenda por el pecado y que, como tal, pone fin a la carne, al viejo hombre, al pecado que mora en nosotros, a Satanás, al mundo y al príncipe de este mundo, a fin de que podamos ejercer el sacerdocio neotestamentario (véase la nota Lv. 4:34c, párr. 2). Esto nos recuerda que, en cuanto a nosotros mismos, nuestra constitución intrínseca está compuesta de todas esas cosas negativas y que necesitamos ofrecer a Cristo diariamente como nuestra ofrenda por el pecado a fin de ejercer nuestro sacerdocio (véase la nota Éx. 29:361).

  • Con respecto a los detalles de la ofrenda por el pecado en los vs. 14-17, véanse las notas de Lv. 4:4-12.

  • El carnero del holocausto representa al Cristo fuerte, como nuestro holocausto, en virtud de quien ejercemos nuestro sacerdocio neotestamentario. Esta ofrenda nos recuerda que, como servidores, tenemos que estar absolutamente entregados a Dios, pero no lo estamos. Por tanto, debemos tomar diariamente a Cristo como nuestro holocausto para ejercer nuestro servicio sacerdotal (Lv. 6:12).

  • Con respecto a los detalles sobre la ofrenda del holocausto en los vs. 18-21, véanse las notas de Lv. 1:4-9.

  • Este carnero representa al Cristo fuerte en virtud de quien nos consagramos para ejercer nuestro sacerdocio. Con respecto a los detalles sobre la ofrenda del carnero de la consagración en los vs. 22-32, véase Éx. 29:19-34 y las notas.

  • Véase la nota Éx. 29:201a.

  • Véase la nota Éx. 29:211, párr. 1.

  • Que los sacerdotes que se consagraban permanecieran siete días a la entrada de la Tienda de Reunión para su expiación (vs. 33-36) significa que debemos ejercer el sacerdocio neotestamentario de manera exhaustiva y completa (los siete días) para nuestra propiciación (véase la nota Lv. 16:11) al entrar en la vida de iglesia.

  • El proceso mediante el cual Aarón y sus hijos eran consagrados se repetía durante siete días, lo cual significa que debemos recordar constantemente todo lo que conlleva nuestra consagración y ordenación como sacerdotes neotestamentarios.

  • La solemnidad de la consagración y ordenación de los sacerdotes se nos presenta aquí. Esto nos sirve de advertencia para que no entremos en el sacerdocio neotestamentario ni en el disfrute de Cristo de una manera descuidada (cfr. 1 Co. 11:27-29).

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