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Capítulos de libros «Levítico»
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  • Que no hagamos ídolos ni nos inclinemos a ellos significa que aparte del Dios Triuno procesado, no perseguimos ninguna otra meta, a fin de no perder la posición que nos permita disfrutar de nuestra posesión divina. Véase la nota 1 Jn. 5:213a, párr. 1.

  • Que guardemos el Sábado de Dios significa que sabemos que la obra de Dios fue realizada íntegramente por Él a fin de que podamos disfrutarla y que no hay necesidad de realizar obra alguna (véase la nota Éx. 20:81a).

  • Tener en reverencia el santuario de Dios significa que consideramos con reverencia todo lo que Dios es y logró en Cristo, quien es Su morada, corporificación y expresión (Jn. 1:14; Col. 2:9), así como en la iglesia, la cual es el agrandamiento de Cristo con miras a la morada de Dios y Su eterna manifestación (1 Ti. 3:15-16; Ap. 21:10).

  • Según los vs. 1-2 el fundamento de nuestra obediencia a Dios es:
    1) el propio Dios Triuno procesado y consumado como nuestra única meta (sin ídolos),
    2) la obra que Dios realizó para nuestro disfrute y descanso (Sus Sábados) y
    3) el fruto de la obra de Dios: la iglesia como Cuerpo de Cristo, la mezcla del Dios Triuno procesado con Su pueblo escogido y redimido como una sola entidad, para ser el agrandamiento del Cristo consumado como morada de Dios, corporificación de Dios, expresión de Dios y manifestación eterna de Dios (Su santuario).
    Obedecer a Dios es honrarle como el Dios Triuno procesado, estar de acuerdo con todo lo que Él es y ha logrado. Es al obedecerle que recibimos Su rica bendición (vs. 4-13).

  • Que quienes obedecieran los mandamientos de Dios fuesen bendecidos significa que nosotros, los creyentes neotestamentarios, al andar según el Espíritu (Ro. 8:4), somos bendecidos con seis resultados:
    1) Las lluvias en su tiempo (v. 4a) significan que el Espíritu, tipificado por la lluvia (Dt. 11:14; Jer. 5:24; Jl. 2:23), es dado a su debido tiempo a la iglesia o individualmente a los creyentes.
    2) La tierra que rinde su rico producto para que sus habitantes siempre coman alimento fresco y habiten seguros en ella (vs. 4-5, 10), significa que moramos en Cristo como nuestra buena tierra y disfrutamos de las riquezas de Cristo para nuestra satisfacción y seguridad (Ef. 3:8; Col. 1:12).
    3) La paz en la tierra, donde no hay quien atemorice, ni bestia feroz ni espada (v. 6), significa que la iglesia se encuentra normalmente en una situación apacible, donde no hay “bestias feroces” (cfr. Hch. 20:29) ni disputas entre los santos (Jac. 4:1).
    4) Perseguir a los enemigos, donde cinco persiguen a cien y cien persiguen a diez mil (vs. 7-8), significa que la iglesia perseguirá a los enemigos (Ef. 6:12) en la coordinación propia del Cuerpo.
    5) Ser fructíferos al multiplicarse (v. 9) significa que la iglesia llevará mucho fruto y se multiplicará (Jn. 15:8, 16).
    6) Que Dios fijara Su tabernáculo entre el pueblo (v. 11) significa que la morada de Dios será edificada en la iglesia para Su deleite a fin de que Él pueda morar entre los Suyos (cfr. 2 Co. 6:16-18).

  • Quienes desobedecieran los mandamientos de Dios (vs. 14-15) serían castigados, disciplinados, en cinco niveles, a fin de que se arrepintieran (véanse los vs. 16-39 y las notas). Esto significa que los creyentes que no anden según el Espíritu, sino según la carne (cfr. Ro. 8:7-8), sufrirán la disciplina correspondiente no solamente una vez, sino en diferentes niveles al aplicárseles un cierto número de castigos a fin de obligarlos a arrepentirse.

  • La disciplina que corresponde al primer nivel (vs. 16-17) significa enfermarse en el espíritu e, incluso, en el cuerpo (cfr. 1 Co. 11:29-32; Jac. 5:14-16; 1 Jn. 5:16) al punto de perder nuestra vista y nuestra vida (cfr. Ap. 3:1, 17), y el enemigo disfrutará de aquello que nosotros hicimos en vano. Además, implica debilitarse tanto que no podremos resistir a los enemigos, sino que huiremos delante de ellos.

  • La disciplina que corresponde al segundo nivel es séptupla, esto es, intensificada. Que el cielo fuese hecho como hierro y la tierra como bronce, la cual no da su fruto (vs. 19-20), significa que el Espíritu no vendrá a nosotros desde los cielos y que careceremos del producto espiritual necesario para obtener alimento espiritual.

  • La disciplina que corresponde al tercer nivel trae plagas séptuplas (vs. 21-22). Estas plagas representan los problemas que se producen entre los creyentes en las iglesias (1 Co. 1:11; 2 Co. 12:20).

  • Que los animales salvajes priven a la gente de sus hijos y destruyan sus ganados, los reduzcan en número y asolen sus caminos, significa que en la iglesia surgirán personas feroces (Hch. 20:29) que privarán a los creyentes del fruto de la vida divina, destruirán sus posesiones espirituales, conseguirán reducirlos en número y asolarán sus comunicaciones.

  • La disciplina que corresponde al cuarto nivel consiste en herirlos siete veces (vs. 24-26).

  • Que la espada fuese traída sobre ellos significa que en la iglesia habrá disputas entre los hermanos (Gá. 5:15; Jac. 4:1). Enviar la peste significa que en la iglesia habrá una especie de enfermedad espiritual contagiosa (cfr. 1 Ti. 6:4; 2 Ti. 2:17). Entregar a las personas en manos de sus enemigos significa que los creyentes en la iglesia serán avasallados por el enemigo (cfr. 1 P. 5:8).

  • Lit., quiebre vuestro cayado. Cortar el sustento del pan de tal modo que sea devuelto por peso y que la gente no pueda saciarse significa que en la iglesia el suministro espiritual será limitado a cantidades grandemente reducidas, de modo que no habrá satisfacción entre los creyentes.

  • Es decir, en cantidades racionadas.

  • En la disciplina que corresponde al quinto nivel, las personas son disciplinadas siete veces nuevamente (vs. 27-39).

  • Que la gente comiera la carne de sus hijos significa que la iglesia se empobrece tanto que no puede satisfacer a sus miembros, sino que, más bien, los priva de su suministro alimenticio, por lo cual no se encuentra nada para comer excepto los “hijos”, esto es, lo que los miembros de la iglesia produjeron en el pasado.

  • Que los cuerpos muertos sean amontonados sobre los cuerpos de los ídolos destruidos significa que las iglesias carnales se posicionan —como cadáveres— sobre otras metas que no son Dios mismo y que estas metas son ídolos que ellos buscan, los cuales Dios destruyó.

  • La disciplina descrita en este versículo significa que las iglesias han quedado en ruinas y su adoración desolada, por lo que en ellas no hay satisfacción que ascienda como fragancia a Dios.

  • Que la tierra fuese asolada y habitada por los enemigos significa que el disfrute que la iglesia tenía de Cristo como su rica tierra ha sido asolado y robado por los enemigos.

  • Que el pueblo fuese esparcido entre las naciones y perseguido por la espada desenvainada significa que la iglesia ha sido esparcida entre los gentiles y arrojada a causa del juicio de muerte ejecutado por Dios.

  • Que la tierra disfrutase de sus Sábados durante el cautiverio del pueblo (vs. 34-35) significa que el disfrute que la iglesia tenía de Cristo como su rica tierra fue arruinado cuando los creyentes fueron esparcidos entre los gentiles.

  • La disciplina descrita en los vs. 36-39 significa que la iglesia en cautiverio padece sufrimientos y al final es consumida por los enemigos.

  • Que el pueblo de Dios confesase sus iniquidades, su corazón incircunciso se humillase y ellos aceptasen el castigo que merecen por su iniquidad (vs. 40-41), significa que la iglesia que está en cautiverio sujeta a los enemigos finalmente se arrepiente, confiesa sus pecados y acepta el castigo aplicado por Dios a causa de sus pecados.

  • Que Dios se acordase de Sus pactos y de la tierra significa que Dios, en beneficio de la iglesia en cautiverio, se acordará de Su nuevo pacto (He. 8:10-12) y de Cristo, la rica tierra (Col. 1:12).

  • Que Dios no rechace al pueblo ni lo destruya completamente ni quebrante Su pacto con ellos significa que Él, después de disciplinar severamente a la iglesia, no la rechazará ni la destruirá completamente ni quebrantará Su pacto con ellos.

    El principio espiritual subyacente a este capítulo es que si hemos errado, debemos arrepentirnos; sólo entonces nos será devuelta la bendición para nuestro disfrute. En el caso de Israel, lo anunciado aquí se cumplirá cuando el Señor regrese (Zac. 12:10; Ro. 11:25-27).

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