Que Moisés orase por Miriam es otro indicio de su mansedumbre (v. 3). Véase la nota Mt. 5:51a.

Que Moisés orase por Miriam es otro indicio de su mansedumbre (v. 3). Véase la nota Mt. 5:51a.
Que Miriam se volviera leprosa fue la medida gubernamental de parte de Dios. Dios castigó a Miriam, mas no a Aarón, probablemente debido a que fue Miriam quien tomó la iniciativa e instigó esta rebelión. Además, debido a que la rebelión es particularmente ofensiva en el caso de una mujer, Dios castigó a Miriam a fin de dar una advertencia y hacer sonar la alarma para todas las mujeres de entre los hijos de Israel, de modo que ellas no siguieran el ejemplo de Miriam (cfr. 1 Co. 11:3; Ef. 5:22-24).
O, a él le he confiado toda Mi casa.
O, profeta de Jehová, Yo me daré a conocer…
Dios tomó muy seriamente la difamación hecha por Miriam y Aarón porque esto constituía un desafío a la autoridad de Dios y, por ende, era un ataque contra el trono de Dios.
O, humilde.
Miriam y Aarón eran parientes consanguíneos de Moisés y ambos eran profetas (Éx. 4:10-16; 6:30; 7:1; 15:20). Lo que ellos dijeron indica que, por ser mayores que Moisés, se consideraban superiores a él y sentían celos de que Moisés fuese más respetado que ellos. Así pues, Miriam y Aarón tomaron como excusa para difamar a Moisés su aparente error de casarse con una mujer cusita (v. 1); pero en realidad la cuestión era quién tenía el oráculo de Dios. Aunque Miriam y Aarón fueron usados por Dios para hablar por Él, ninguno de los dos era el portavoz de Dios; sólo uno, Moisés, tenía el oráculo de Dios. Miriam y Aarón, al sentir celos de Moisés, entraron en rivalidad con Moisés respecto al asunto de hablar por Dios.
Miriam y Aarón, al hablar contra Moisés, hablaron contra la autoridad delegada de Dios. Dios había designado a Moisés como Su autoridad delegada, Su autoridad representativa en la tierra (Éx. 3:10-18; 7:1). Según la administración gubernamental de Dios, Miriam y Aarón debían haberse sujetado a Moisés; pero se rebelaron.