Después de los fracasos descritos en los caps. 11—14, este capítulo es insertado en el relato divino quizás para que los hijos de Israel recuerden la manera de ser guardados en una relación apropiada con Dios. Si los hijos de Israel hubieran guardado las ordenanzas enunciadas en este capítulo, habrían sido librados de un nuevo disturbio (cfr. cap. 16).