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Capítulos de libros «El Evangelio de Mateo»
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Mis lecturas
  • Capernaum, donde el Señor residía entonces (Mt. 4:13).

  • Ellos hicieron un hueco en el techo de la casa donde el Señor estaba (Mr. 2:4). Con esto el Señor vio la fe que tenían.

  • Esto indica que el paralítico estaba en esta condición por causa de sus pecados.

  • Véase la nota Mt. 2:41a.

  • Los escribas, confiados en que conocían las Escrituras, pensaban que sólo Dios tenía la autoridad para perdonar pecados, y que Jesús, quien a los ojos de ellos sólo era un hombre, había blasfemado contra Dios cuando dijo: “Tus pecados te son perdonados”. Esto indica que ellos no comprendían que el Señor Jesús era Dios. Al decir esto, rechazaron al Rey del reino celestial. Éste fue el primer rechazo por parte de los líderes de la religión judía.

  • Algunos mss. antiguos dicen: viendo. Ésta fue la percepción del Señor en Su espíritu (Mr. 2:8).

  • O, consideraciones, razonamientos. Suposiciones malévolas con sentimiento intenso o pasión.

  • El Señor no dijo: “¿Qué es más difícil?”, porque para Él nada es difícil. Para Él, decir: “Tus pecados te son perdonados” era más fácil que decir: “Levántate y anda”.

  • En la salvación del Señor, Él no solamente perdona nuestros pecados, sino que también hace que nos levantemos y andemos. No se trata de que nos levantemos y andemos primero, y luego seamos perdonados de nuestros pecados; una salvación así sería por obras. Por el contrario, primero somos perdonados de nuestros pecados, y luego nos levantamos y andamos; tal salvación es por gracia.

  • Perdonar pecados es un asunto de tener autoridad en la tierra. Sólo el Salvador-Rey, quien había sido autorizado por Dios y quien iba a morir para redimir a los pecadores, tenía tal autoridad (Hch. 5:31; 10:43; 13:38). Esta autoridad tenía como fin establecer el reino de los cielos (Mt. 16:19).

  • El Señor capacitó al paralítico no sólo para que anduviera, sino también para que tomara su lecho. Anteriormente el lecho lo había llevado a él; ahora él llevaba el lecho. Éste es el poder de la salvación del Señor.

  • Este paralítico fue traído al Señor por otros, pero regresó a casa por sí mismo, lo cual indica que el pecador por sí mismo no puede acudir al Señor, pero a causa de la salvación del Señor, tiene el poder de regresar a casa andando.

  • El hecho de que el paralítico se levantara y se fuera demostró que había sido sanado, y su sanidad demostró que sus pecados habían sido perdonados.

  • Mateo también era llamado Leví (Mr. 2:14; Lc. 5:27). Era recaudador de impuestos (Mt. 10:3) y después de ser salvo, fue hecho apóstol por la gracia de Dios (Mt. 10:2-3; Hch. 1:13). Fue él quien escribió este evangelio.

  • Seguir al Señor incluye creer en Él. Nadie lo seguiría si no creyera en Él. Creer en el Señor significa ser salvo (Hch. 16:31), y seguirlo es entrar por la puerta estrecha y andar por el camino angosto para participar del reino de los cielos (Mt. 7:13-14).

  • Según lo escrito en este versículo, parece que ésta fue la primera vez que el Señor se encontró con Mateo. Debe de haber existido algún poder atrayente en la palabra o en la apariencia del Señor que motivó a Mateo a seguirlo.

  • Ésta era la casa de Mateo (Lc. 5:29; Mr. 2:15). Por ser el escritor de este libro, Mateo prefirió no decir que era su propia casa ni que él había preparado el gran banquete para el Señor. Esto muestra su humildad.

  • Véase la nota Mt. 5:462.

  • Véase la nota Mt. 3:71a.

  • Esta pregunta indica que los fariseos, justos en su propia opinión, no conocían la gracia de Dios. Ellos pensaban que Dios solamente se relaciona con el hombre según la justicia. Al hacer esta pregunta, quedaron expuestos como disidentes del Rey celestial y, por ende, como personas que lo habían rechazado. De este modo los líderes de la religión judía seguían rechazando al Rey celestial, rechazo que fue iniciado en el v. 3.

  • El Rey del reino celestial, al llamar a la gente a seguirlo para el reino, ministraba como médico, no como juez. Un juez pronuncia su juicio según la justicia, mientras que un médico sana por misericordia y gracia. Aquellos a quienes el Señor constituyó ciudadanos del reino celestial eran leprosos (Mt. 8:2-4), paralíticos (Mt. 8:5-13; 9:2-8), personas con fiebre (Mt. 8:14-15), endemoniados (Mt. 8:16, 28-32), enfermos con toda clase de dolencias (Mt. 8:16), menospreciados recaudadores de impuestos, y pecadores (vs. 9-11). Si Él hubiera venido como Juez a esta gente miserable, todos ellos habrían sido condenados y rechazados, y ninguno habría sido capacitado, elegido ni llamado para ser parte del pueblo de Su reino celestial. Pero Él vino a ministrar como médico para sanarlos, recobrarlos, reanimarlos, y salvarlos, a fin de que fueran reconstituidos para ser Sus nuevos ciudadanos celestiales, con los cuales Él pudiera establecer Su reino celestial en esta tierra corrupta.

  • Estas palabras del Señor implican que los fariseos, justos en su propia opinión, no se daban cuenta de que necesitaban que Él fuera su médico. Se consideraban fuertes; así que, cegados por creerse justos, no sabían que estaban enfermos.

  • Los fariseos, justos en su propia opinión, confiaban en que lo sabían todo con respecto a Dios. Para que fueran humildes, el Señor les dijo que necesitaban aprender más.

  • La misericordia es parte de la gracia que el hombre recibe de Dios. (Véase la nota He. 4:162b). Sin embargo, a los hombres que se creen justos no les gusta recibir misericordia ni gracia de Dios; prefieren darle algo a Él. Esto va en contra de la manera de proceder de Dios en Su economía. Así como Dios desea tener misericordia de los pecadores miserables, asimismo Él quiere que nosotros también tengamos misericordia de otros en amor (Mi. 6:6-8; Mr. 12:33).

  • No hay justo, ni aun uno (Ro. 3:10). Todos los “justos” son justos en su propia opinión, como lo eran los fariseos (Lc. 18:9). El Salvador-Rey no vino para llamar a éstos, sino a los pecadores.

  • Los vs. 10-13 relatan cómo el Señor respondió a la pregunta de los fariseos, quienes pertenecían a la religión antigua. Aquí en los vs. 14-17, el Señor toca el problema de los discípulos de Juan, los cuales pertenecían a la nueva religión. Juan el Bautista había abandonado la religión antigua y comenzado su ministerio en el desierto, fuera de la religión. (Véase la nota Mt. 3:12b y la nota Mt. 3:41a). Sin embargo, al poco tiempo, los discípulos de Juan formaron una religión nueva que impedía que los hombres disfrutaran a Cristo, tal como lo habían hecho los fariseos con la religión antigua. El ministerio de Juan el Bautista hacía que los hombres conocieran a Cristo a fin de que Cristo llegara a ser el Redentor, la vida y el todo de ellos. No obstante, algunos de los discípulos de Juan se desviaron de la meta, Cristo, y se aferraron a algunas de sus prácticas, haciendo de éstas una religión. Ser religioso significa hacer algo para Dios, pero sin Cristo. Todo lo que hagamos sin la presencia de Cristo es meramente religioso, aun cuando se trate de algo bíblico y ortodoxo. Tanto los discípulos de Juan, quienes pertenecían a la nueva religión, como los fariseos, quienes pertenecían a la religión antigua, ayunaban mucho, pero lo hacían sin Cristo. Mientras tanto, ellos censuraban a los discípulos de Cristo, quienes no ayunaban pero tenían a Cristo consigo y vivían en Su presencia.

  • Véase la nota Mt. 6:161a.

  • Algunos mss. antiguos omiten: mucho.

  • A los fariseos, que se creían justos y pertenecían a la religión antigua, les molestó que Cristo se hiciera compañero de los recaudadores de impuestos y los pecadores, personas que ellos condenaban (v. 11). A los discípulos de Juan, los cuales ayunaban y pertenecían a la religión nueva, les molestó que Cristo y Sus discípulos cenaran (v. 10).

  • Los discípulos del Señor. En el período de transición del ministerio del Señor en la tierra, Sus discípulos eran los compañeros del novio. Más tarde, serían la novia (Jn. 3:29; Ap. 19:7).

  • Al dirigirse a los fariseos, que discrepaban con Él, que eran justos en su propia opinión y que pertenecían a la religión antigua, el Salvador-Rey indicó que Él era un médico que había venido para sanar a los enfermos (v. 12). Al dirigirse a los discípulos de Juan, que eran disidentes, ayunaban y pertenecían a la religión nueva, el Señor se reveló como el Novio que había venido para tomar a la novia. Juan el Bautista había dicho a sus discípulos que Cristo era el Novio que había venido para tomar a la novia (Jn. 3:25-29). Ahora Cristo, el Salvador-Rey, les recordó esto a algunos de ellos. Un médico y un novio son personas agradables. El Salvador-Rey primero sanó a Sus seguidores, y luego hizo de ellos los compañeros del novio; finalmente hará de ellos Su novia. Ellos debían asirse de Él, no sólo como a un médico para recuperar la salud, sino también como a un novio para tener el gozo de vivir en Su presencia. Ellos estaban con Él en una boda gozosa, y no en un funeral triste sin Él. ¿Cómo, pues, podrían ayunar y no festejar delante de Él? Esta pregunta disensiosa que provino de los discípulos de Juan indicaba que algunos de ellos habían caído en una religión nueva y que también habían rechazado al Salvador-Rey.

    La pregunta de los discípulos de Juan parecía estar relacionada con la doctrina. Pero el Señor no respondió con una doctrina, sino con una persona, la persona más agradable: el Novio. Los religiosos siempre se ocupan de la doctrina, preguntando: “¿Por qué?”. Pero Cristo sólo se ocupa de Su persona. El vivir y andar de Sus seguidores debe ser gobernado y dirigido solamente por Su persona y por Su presencia, no por alguna doctrina.

  • Esto ocurrió cuando el Salvador-Rey fue llevado de los discípulos al cielo (Hch. 1:11). Después de eso, ellos ayunaron (Hch. 13:2-3; 14:23).

  • O, nuevo, tosco, no procesado. La palabra griega se refiere a cardar o peinar la lana. Así que, significa no cardado, no tratado al vapor ni lavado, burdo, no abatanado, no procesado. El paño no abatanado representa a Cristo, desde Su encarnación hasta Su crucifixión, como un remiendo de paño nuevo, no tratado, no acabado, mientras que el vestido nuevo en Lc. 5:36 representa a Cristo como manto nuevo después que Él fue “tratado” en Su crucifixión. (La palabra griega que se traduce nuevo en Lc. 5:36 es la misma que aparece en la frase odres nuevos en Mt. 9:17). Cristo fue primero el paño no abatanado que servía para hacer un vestido nuevo, y luego, por medio de Su muerte y resurrección, fue hecho un vestido nuevo que nos cubre como nuestra justicia delante de Dios a fin de que seamos justificados por Dios y aceptables a Él (Lc. 15:22; Gá. 3:27; 1 Co. 1:30). Un remiendo de paño no abatanado, cosido en un vestido viejo, tira del vestido debido a que se encoge y hace peor la rotura. Coser un remiendo así en un vestido viejo significa imitar lo que hizo Cristo en Su vida humana en la tierra. Esto es lo que tratan de hacer los modernistas de hoy. Sólo imitan las acciones humanas de Jesús para mejorar su conducta; no creen en el Jesús crucificado como su Redentor ni en el Cristo resucitado como su justicia, con lo cual serían justificados por Dios y aceptos delante de Él. Su imitación del vivir humano de Cristo “tira” del “vestido viejo” de ellos, o sea la conducta producida con su vieja vida natural. El pueblo del reino no hace esto; ellos toman al Cristo crucificado y resucitado como el vestido nuevo que los cubre como justicia delante de Dios.

  • El vestido viejo representa la buena conducta, las buenas acciones y las prácticas religiosas producidas por la vieja vida natural del hombre.

  • La palabra griega que aquí se traduce nuevo significa nuevo con respecto al tiempo, reciente, recién adquirido. Aquí el vino nuevo representa a Cristo como la vida nueva, lleno de vigor, que entusiasma a la gente. El Salvador-Rey no sólo es el Novio del pueblo del reino para que ellos lo disfruten, sino también su vestido nuevo, el cual los equipa y capacita para que asistan a la boda. Además, Él es la nueva vida que los estimula interiormente para que le disfruten como su Novio. Él, como el Rey celestial, es el Novio para el disfrute del pueblo del reino, y Su reino celestial es la fiesta de bodas (Mt. 22:2), donde ellos le disfrutarán. Para disfrutarlo como el Novio en la fiesta del reino, ellos lo necesitan como su vestido nuevo exteriormente y como su vino nuevo interiormente.

  • Los odres viejos representan las prácticas religiosas, como por ejemplo el ayuno que guardaban los fariseos, quienes pertenecían a la religión antigua, y los discípulos de Juan, que pertenecían a la religión nueva. Todas las religiones son odres viejos. El vino nuevo echado en odres viejos revienta los odres con el poder de su fermentación. Echar vino nuevo en odres viejos es poner a Cristo, la vida estimulante, en cualquier clase de religión. Esto es lo que los llamados fundamentalistas y los pentecostales practican hoy en día. Tratan de circunscribir a Cristo a sus varias formas de rituales, formalidades y prácticas religiosas. El pueblo del reino nunca debe hacer esto. Ellos deben echar el vino nuevo en odres nuevos.

  • La palabra griega que aquí se traduce nuevos, significa nuevo en cuanto a naturaleza, cualidad o forma; no estrenado, ni usado; por lo tanto, nuevo o fresco. Los odres nuevos representan la vida de iglesia en las iglesias locales como el recipiente del vino nuevo, el cual es Cristo mismo como la vida que alegra a la gente. Las personas que pertenecen al reino son edificadas como la iglesia (Mt. 16:18), y la iglesia es expresada por medio de las iglesias locales, en las cuales viven las personas que pertenecen al reino (Mt. 18:15-20). Éstas son personas regeneradas, que constituyen el Cuerpo de Cristo y llegan a ser la iglesia (Ro. 12:5; Ef. 1:22-23). El Cuerpo de Cristo, como Su plenitud, también es llamado “el Cristo” (1 Co. 12:12), que se refiere al Cristo corporativo. El Cristo individual es el vino nuevo, la vida interior estimulante, y el Cristo corporativo es el odre nuevo, el recipiente exterior que contiene el vino nuevo. Para el pueblo del reino, lo importante no es ayunar ni observar ninguna otra práctica religiosa, sino practicar la vida de iglesia cuyo contenido es Cristo. Cristo no vino para establecer una religión terrenal llena de rituales, sino para establecer un reino celestial de vida. Él no está estableciendo tal reino con prácticas religiosas y muertas, sino consigo mismo, la persona viviente, como el Salvador, el Médico, el Novio, el paño no abatanado, y el vino nuevo para Sus seguidores a fin de que lo disfruten a Él en plenitud, con el propósito de que ellos sean el odre nuevo que lo contenga y los constituyentes de Su reino.

  • Los vs. 18-34 describen brevemente esta era y la era venidera. Por lo tanto, este pasaje tiene un significado dispensacional, así como el de Mt. 8:1-17. La hija del hombre principal de la sinagoga representa a los judíos, y la mujer que padecía flujo de sangre representa a los gentiles. Cuando la hija murió, la mujer fue sanada. Después que la mujer fue sanada, la hija fue resucitada. Después, dos ciegos y un mudo fueron sanados. Éste es un tipo que muestra que cuando los judíos fueron cortados, los gentiles fueron salvos, y que después que se complete la salvación de los gentiles, los judíos serán salvos (Ro. 11:15, 17, 19, 23-26). Después de eso, comenzará el milenio, en el cual todos los ciegos y los mudos serán sanados (Is. 35:5-6).

  • Jairo, un hombre principal de la sinagoga (Mr. 5:22; Lc. 8:41). Su nombre significa él iluminará, o iluminado, lo cual indica que el Señor iluminará a los gentiles (Hch. 13:46-48) y que los judíos también serán iluminados.

  • Una hemorragia, un flujo o derrame de sangre (Lv. 15:25). La vida de la carne está en la sangre (Lv. 17:11). Por lo tanto, esta enfermedad representa la vida que se desvanece.

  • La mujer había estado enferma por doce años, los años que tenía la hija del hombre principal (Lc. 8:42).

  • Tanto esta mujer como el centurión de Mt. 8:5-10 representan a los gentiles; éstos vinieron para tener contacto con el Señor de la misma manera: con fe. La mujer fue sanada mientras el Señor iba en camino a la casa del hombre principal de la sinagoga. Esto significa que los gentiles son salvos mientras Cristo va en camino a la casa de Israel.

  • El manto de Cristo representa las obras justas de Cristo, y los flecos representan el gobierno celestial (Nm. 15:38-39). La virtud que llega a ser el poder sanador (Mt. 14:36) procede de las obras de Cristo, las cuales son gobernadas por los cielos.

  • Esto fue su fe.

  • O, salva. Así también en el versículo siguiente.

  • La hija aquí, y la suegra de Pedro en Mt. 8:14-15, las cuales representan a los judíos al final de esta era, fueron sanadas en una casa mediante la venida del Señor y Su toque directo. Esto indica que al final de esta era todo el remanente de los judíos será salvo en la casa de Israel por la venida del Señor y por Su toque directo (Ro. 11:25-26; Zac. 12:10).

  • El Señor en Su ministerio nunca se interesó por tener una multitud. Véase la nota Mt. 8:181.

  • Lit., despertó.

  • La ceguera significa falta de visión interior, o sea, incapacidad para ver a Dios y las cosas relacionadas con Él (2 Co. 4:4; Ap. 3:18).

  • En el reino milenario, es decir, en el tabernáculo de David restaurado (Hch. 15:16), el reino mesiánico, los judíos reconocerán a Cristo como Hijo de David, y serán sanados de su ceguera. Esto es tipificado por los dos ciegos que reconocen a Cristo como Hijo de David.

  • Tal como la hija del hombre principal (v. 23) y la suegra de Pedro (Mt. 8:14), así también los dos ciegos fueron sanados en la casa por el toque directo del Señor (v. 29).

  • Abrir los ojos de los ciegos significa devolverles la visión interior, con la cual vemos a Dios y las cosas espirituales (Hch. 9:18; 26:18; Ef. 1:18; Ap. 3:18).

  • La mudez causada por la posesión demoníaca representa la incapacidad del hombre de hablar por Dios (Is. 56:10) y de alabar a Dios (Is. 35:6), que resulta del culto a los ídolos mudos (1 Co. 12:2).

  • El hecho de que el mudo hablara indica que recuperamos nuestra capacidad de hablar y de alabar al ser llenos del Señor en el espíritu (Ef. 5:18-19).

  • El príncipe de los demonios es el diablo, el cual era llamado Beelzebú (Mt. 12:24). La blasfemia de los fariseos muestra claramente que los líderes del judaísmo seguían rechazando al Rey celestial.

  • Véase la nota Mt. 4:232b.

  • Toda enfermedad y toda dolencia denota enfermedad espiritual.

  • En el griego la palabra afligidas se refiere al desollamiento y dolor sufrido por las ovejas a manos de un pastor cruel. La palabra dispersas se refiere a que las ovejas habían sido abandonadas por un pastor maligno y estaban afligidas, sin hogar, indefensas, vagando de un lugar a otro. Aquí las palabras del Señor Jesús describen la situación en la cual los israelitas miserables sufrían aflicción y angustia a manos de los principales sacerdotes y escribas, los pastores malignos.

  • Esto indica que el Rey celestial consideraba a los israelitas como ovejas y que se consideraba Pastor de ellos. Cuando Cristo vino a los judíos por primera vez, ellos eran semejantes a leprosos, paralíticos, endemoniados y a personas miserables de toda clase, porque no tenían pastor que los cuidara. Ahora, en Su ministerio real para el establecimiento de Su reino celestial, Él les ministraba no sólo como médico sino también como Pastor, tal como se profetizó en Is. 53:6 y Is. 40:11.

  • El Rey celestial consideraba al pueblo no sólo como ovejas sino también como mies. La necesidad de las ovejas era que alguien las pastoreara, y la necesidad de la mies era que alguien la segara. Aunque los líderes de la nación de Israel habían rechazado al Rey celestial, aun así muchos en el pueblo necesitaban ser cosechados.

  • Primero, Dios en Su economía tiene un plan que cumplir; luego, es necesario que Su pueblo le ruegue, le pida al respecto. Al contestar la oración de ellos, Él cumplirá lo que han pedido con respecto a Su plan.

  • El Rey del reino celestial se consideraba no sólo el Pastor de las ovejas sino también el Señor de la mies. Su reino se establece con cosas que tienen vida, las cuales pueden crecer y multiplicarse. Él es el Señor, el dueño de esta cosecha.

  • Es decir, a participar en Su cosecha.

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