Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Nuevo Testamento
AT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Antiguo Testamento
Cap.
-
Capítulos de libros «Números»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas
  • Después de la rebelión descrita en el cap. 16, que fue un ataque contra el sacerdocio de Aarón y su familia, en este capítulo se da una palabra definida con respecto al servicio de los levitas y al sacerdocio de Aarón y sus hijos, así como también con respecto a la recompensa (v. 31) que recibieron en compensación por su servicio. La recompensa dada a los sacerdotes constituía una vindicación contundente del sacerdocio, la cual se añadía a la vindicación provista por la vara que reverdeció en el cap. 17.

  • El sacerdocio era un servicio consistente en ofrecer toda clase de ofrendas y sacrificios a Dios, lo cual tipifica los diversos aspectos de Cristo en toda Su riqueza. Por tanto, era una responsabilidad muy importante y solemne. Los sacerdotes tenían que cumplir lo encargado a ellos sin cometer errores para que no se hallase iniquidad alguna en su servicio sacerdotal.

  • El servicio de los levitas consistía en cuidar de la Tienda de Reunión, el Tabernáculo del Testimonio (vs. 1-4, 6). Al cuidar del tabernáculo y lo que éste contenía, los levitas no servían directamente a Dios; más bien, estaban al servicio del sacerdocio y los sacerdotes, quienes sí servían a Dios directamente.

  • Todo el tabernáculo era el santuario, que tipifica a Cristo y también a la iglesia (véase la nota Éx. 25:92b). El altar, ubicado fuera del santuario, representa la cruz de Cristo (He. 13:10). Por ende, el santuario y el altar tipifican a Cristo con la iglesia y Su cruz.

  • Los levitas fueron dados a Aarón y a sus hijos como un don, el cual había sido entregado primero a Dios. Los hijos de Israel dieron sus primogénitos a Dios como un don, y éstos fueron reemplazados por los levitas (Nm. 3:12-13 y la nota Nm. 3:121). Después, Dios dio los levitas, quienes le habían sido dados a Él, como un don a los sacerdotes.

  • El sacerdocio, el servicio más elevado que el pueblo de Dios puede brindar a Dios, fue un gran don dado por Dios a Aarón y sus hijos. Además, la recompensa dada a los sacerdotes por su servicio era superior a la de los levitas. Quizás ésta haya sido la razón principal por la cual Coré tuvo la ambición de obtener el sacerdocio (16:10).

  • Todas las porciones de los hijos de Israel eran ofrecidas a Dios mediante fuego para Su disfrute. Dios reservaba del fuego algunas partes de las ofrendas separándolas para que éstas fuesen la porción de los sacerdotes. Esto significa que los sacerdotes disfrutaban de lo que Dios disfrutaba, todo lo cual tipifica a Cristo. Jesucristo, el Hijo de Dios, es Aquel en quien Dios se deleita, halla disfrute y obtiene satisfacción (Mt. 3:17). Por tanto, Dios y Sus servidores, los sacerdotes, disfrutan de la misma porción: el Cristo todo-inclusivo.

  • Sobre el significado de todas las ofrendas, véanse las notas de Lv. caps. 1—7.

  • Debido a que las ofrendas reservadas del fuego eran el alimento de Dios (Nm. 28:2), los sacerdotes debían considerarlas como sumamente santas.

  • Esto alude a quienes son más fuertes en términos espirituales (cfr. 1 P. 3:7). Disfrutar a Cristo nos hace más fuertes, lo cual nos capacita para disfrutarle más intensamente (cfr. Ef. 3:16-18).

  • La ofrenda elevada (el Cristo ascendido) y la ofrenda mecida (el Cristo resucitado) no solamente eran dadas a los sacerdotes, sino también a los hijos (los más fuertes) e hijas (los más débiles) de los sacerdotes. Esto indica que siempre y cuando pertenezcamos a la familia sacerdotal, independientemente de que seamos fuertes o débiles, podemos disfrutar de tal Cristo. Véase la nota Nm. 18:101.

  • Lit., Toda la grosura. Así también en todo este capítulo. La grosura del aceite representa lo mejor de Cristo, lo cual estaba consagrado a Dios, y lo mejor del vino nuevo y del grano representa al Cristo que fue derramado para Dios (cfr. Fil. 2:17). Las primicias (vs. 12-13) representan al Cristo resucitado (1 Co. 15:20).

  • Puesto que ningún primogénito pertenecía a sus padres, éstos tenían que redimirlo a cierto precio (v. 16).

  • Véase la nota Lv. 2:132b.

  • Ni los sacerdotes ni los levitas (vs. 23-24b) poseían heredad o porción en la tierra de Israel. Dios mismo era la porción de ellos y su heredad entre los hijos de Israel (Dt. 10:9; 18:2; Jos. 13:33; Ez. 44:28). No sólo los alimentos de Dios eran su porción, sino que Dios mismo era su porción y su heredad. Puesto que Dios era la porción de ellos y su heredad, no necesitaban ninguna otra porción ni heredad. Cfr. la nota Hch. 26:186e y la nota Col. 1:122a.

  • Es decir, el diez por ciento. El diezmo debía ser ofrecido a Dios en pro de los levitas y era considerado la heredad de ellos (v. 24).

  • El diezmo de los levitas era considerado una ofrenda elevada, que tipifica al Cristo ascendido. Este pensamiento corresponde a lo dicho por el Señor en Mt. 6:19-20, donde se nos dice: “acumulad para vosotros tesoros en los cielos” y no en la tierra. Acumular tesoros en los cielos es “enviar” nuestro dinero a los cielos, y hacer esto es “elevar” nuestro dinero (cfr. Fil. 4:18).

  • El diezmo del pueblo era dado a los levitas (vs. 21, 26a), y el diezmo del diezmo (v. 26b), dado por los levitas, era dado a Aarón el sacerdote para que fuese ofrecido a Dios como ofrenda elevada. Esto se convertía en el alimento de Dios, de lo cual una porción también servía de alimento para los sacerdotes. Por tanto, los levitas vivían del diezmo del pueblo, mientras que Dios y los sacerdotes vivían del diezmo de los levitas.

    Dios y Su pueblo, que incluye a los servidores, eran una gran familia. En esta familia Dios el Padre, por ser la fuente, dio la buena tierra a Sus hijos, quienes debían cultivarla. Después, ellos cosechaban los productos de la tierra, los cuales Dios y todo el pueblo disfrutarían. Ellos debían entregar una porción de tales productos a los servidores, quienes, a su vez, debían ofrendar a Dios una porción de lo recibido. Así, Dios y Sus servidores compartían los diezmos y vivían juntos. La buena tierra tipifica al Cristo todo-inclusivo (véase la nota Dt. 8:71). Dios se alimenta de las riquezas de Cristo, tipificadas por el producto de la buena tierra, y dicho producto proviene de nuestra labor. Tenemos que laborar cultivando a Cristo y experimentándole; luego, Cristo será el producto no sólo para nuestra satisfacción, sino también para la satisfacción de Dios.

  • La recompensa, o compensación, dada a Aarón y a sus hijos en calidad de sacerdotes (vs. 8-20) y a los levitas que servían (vs. 21-32), tipifica íntegramente a Cristo. Según la tipología, los sacerdotes y los levitas no poseían más porción que a Cristo mismo. Cristo lo era todo para ellos. Nuestro servicio a Dios en el Nuevo Testamento no se realiza en la esfera de las cosas materiales; por tanto, nuestra recompensa no pertenece a dicha esfera. La única recompensa, la única compensación, que recibimos por nuestro servicio sacerdotal y levítico es Cristo como nuestro todo (cfr. Fil. 3:7-14).

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración