Lo dicho en los vs. 25-26 sobre la jubilación de los levitas indica que la experiencia obtenida por ellos en sus veinticinco años de servicio todavía era útil después que cumplían los cincuenta años de edad. Debido a la seriedad con la cual Dios aplicaba las leyes que gobernaban el tabernáculo, las ofrendas y las labores de los levitas, era necesario que los más experimentados instruyeran al pueblo de Dios, especialmente a los jóvenes, de modo que ellos no se tornasen descuidados y, sin proponérselo, ofendiesen a Dios en su servicio. La misma necesidad existe con respecto al servicio en la iglesia.