Sobre los detalles de la pascua, véanse las notas de Éx. 12:1-28, 43-51. La pascua en el Antiguo Testamento era un recordatorio anual para los hijos de Israel, mientras que la mesa del Señor, instituida por el Señor Jesús a fin de reemplazar la pascua (véase la nota Mt. 26:261), es un recordatorio semanal para los creyentes en Cristo. Tanto la pascua como la mesa del Señor nos recuerdan que estábamos destinados a morir bajo el justo juicio de Dios, pero que Dios proveyó a Cristo para que nos reemplazara y muriera por nosotros, salvándonos así del juicio mortal de la justicia de Dios; más aún, nos recuerdan que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a Aquel que nos reemplazó y ahora es nuestra vida y suministro de vida. Puesto que Cristo es nuestra vida y suministro de vida, debemos vivir por Él (Jn. 6:57).
