Los caps. 1—8 de este libro fueron hablados por Dios a Moisés el primer día del segundo mes del segundo año posterior al éxodo de Egipto (Nm. 1:1), mientras que las palabras halladas en 9:1-14 fueron habladas el primer mes del mismo año (v. 1). En el segundo mes, mientras Moisés escribía todo el hablar divino, seguramente Dios le instó a escribir algo sobre la pascua, de la cual Dios le había hablado a Moisés durante el primer mes. Así pues, que en esta coyuntura Moisés registrase lo que Dios le encargó con respecto a la pascua indica que, después de cumplir con los requerimientos divinos y ser partícipe de las provisiones divinas en los primeros ocho capítulos de este libro, el pueblo de Dios debía celebrar un banquete corporativo a fin de disfrutar a Cristo delante de Dios y con Dios para mutua satisfacción. Esto nos muestra la importancia que tiene celebrar la pascua en relación con el mover que el pueblo redimido de Dios realiza con Dios en Su actividad. Asimismo, es debido a la importancia que tiene la mesa del Señor en relación con el mover de Dios en la tierra que los creyentes neotestamentarios tienen que celebrar la mesa del Señor (1 Co. 11:23-26).