O, en Alot.
O, en Alot.
Es decir, el Éufrates. Así también en el v. 24. Los dominios de Salomón se extendían desde el gran río Éufrates hasta la tierra de los filisteos (a orillas del Mediterráneo) y la frontera con Egipto (2 Cr. 9:26), lo cual daba cumplimiento a la promesa que Dios hizo a Israel, Su pueblo elegido (Gn. 15:18; Éx. 23:31; Dt. 11:24). El cumplimiento final de esta promesa ocurrirá en el milenio, en la restauración de Israel, después de la segunda venida de Cristo (véase la nota Gn. 15:181).
Equivalente a un homer, o diez efas, aproximadamente cinco fanegas.
La sabiduría de Salomón estaba circunscrita únicamente al ámbito físico y carecía de todo elemento espiritual. Su sabiduría difería por completo de la sabiduría de Pablo, que es la sabiduría espiritual con respecto a que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones (Ef. 3:17), a que andemos y tengamos todo nuestro ser conforme al espíritu (Ro. 8:4), y a los dos espíritus: el Espíritu divino y el espíritu humano (Ro. 8:16). La sabiduría de Salomón era sombra de la verdadera sabiduría que vendría. La verdadera sabiduría es Dios, y Dios está corporificado en Cristo (Col. 2:9), quien nos fue hecho sabiduría y, como tal, está en nosotros (1 Co. 1:24, 30) y nos hace uno con Dios e iguales a Dios en vida y naturaleza, mas no en la Deidad. ¡Qué sabiduría es ésta!
1 Cr. 15:19; Sal. 89 título
El espléndido reino de Salomón, con su prosperidad bajo las ricas bendiciones de Dios (1 R. 4:20-34; 5:1-18 caps. 9—10), tipifica el reino de Cristo en el milenio. Durante el milenio todas las naciones acudirán a Cristo (Zac. 14:16).