El día de la batalla, sólo Saúl y su hijo Jonatán tenían una espada y una lanza. Al encontrarse en una situación tan pobre, Dios era su única arma. Así pues, fue por Dios que Saúl, Jonatán y el pueblo de Israel pudieron librar esta batalla.
El día de la batalla, sólo Saúl y su hijo Jonatán tenían una espada y una lanza. Al encontrarse en una situación tan pobre, Dios era su única arma. Así pues, fue por Dios que Saúl, Jonatán y el pueblo de Israel pudieron librar esta batalla.
La forma y el significado del texto hebreo en este versículo es incierto.
Se refiere a David, a quien Dios transferiría el reinado (1 S. 16:1-13; 28:17). Véase la nota Hch. 13:221.
La desobediencia de Saúl fue puesta al descubierto mediante su ofrenda pecaminosa (vs. 8-12). Saúl fue desobediente, pero aun así presentó una ofrenda a Dios. En la guerra contra los filisteos, se puso en evidencia que la intención de Saúl era actuar por cuenta propia para edificar su propia monarquía dentro de la edificación del reino de Dios. La desobediencia de Saúl, de la cual Samuel se percató, significaba que él había abandonado a Dios; esto resultó en que Saúl perdiera su reinado (vs. 13-15; 15:28).
En el texto hebreo no aparece la edad exacta de Saúl; en la Septuaginta no aparece todo el versículo.