Heb. neshamah; traducido aliento en Gn. 2:7 (véase la nota 5 allí) y en Job 32:8 (véanse las notas allí).
El espíritu del hombre es la lámpara de Dios que está dentro del hombre. La luz que resplandece dentro del espíritu regenerado del hombre es Dios mismo (1 Jn. 1:5). Así como una lámpara contiene la luz y la expresa, el espíritu del hombre fue creado para contener a Dios y expresarlo. A fin de que la luz divina resplandezca dentro de las partes internas del hombre, el Espíritu de Dios, que es el aceite, tiene que empapar (mezclarse con) el espíritu del hombre, el pábilo, (cfr. Ro. 8:16) y “arder” junto con el espíritu del hombre (Ro. 12:11).