Véase la nota Sal. 104:351a. El salmo 135 y los salmos 146—150 son los salmos “aleluya”, pues todos ellos comienzan y terminan con: “¡Aleluya!”.

Véase la nota Sal. 104:351a. El salmo 135 y los salmos 146—150 son los salmos “aleluya”, pues todos ellos comienzan y terminan con: “¡Aleluya!”.
El tema de Sal. 135 es el encargo hecho a los sacerdotes que sirven a Jehová en Su casa de que alaben a Jehová por Sus virtudes.
Los salmos 135—139 fueron escritos desde diferentes ángulos a fin de expresar los sentimientos de los salmistas ante Dios. Estos salmos revelan que los escritores eran muy cercanos a Dios y se preocupaban por los intereses de Dios. Los salmistas tienen que haber sido personas empapadas de Dios y que estaban en la presencia divina. Únicamente de este modo podrían haber sido aptos para redactar salmos tan íntimos dedicados a Aquel que amaban. Al igual que los escritores de estos salmos, debemos aspirar a ser personas que disfrutan de intimidad con Dios y que viven y andan no solamente en la presencia de Dios, sino incluso en Dios mismo (1 Jn. 4:15-16).
Heb. Jah. Así también en el v. 4.
O, juzgará a Su pueblo.
Bendecir a Dios es hablar bien de Él (cfr. Ef. 1:3 y la nota 1).