Estas palabras dichas por Dios a las naciones que braman de furia (v. 6; 2:1-2) es una profecía indicando que cuando la iglesia sea agrandada, fortalecida y edificada para ser una ciudad como reino de Dios (cfr. Mt. 16:18), entonces Dios tendrá la base que requiere para tomar medidas con respecto a las naciones y poseer la tierra entera (cfr. Dn. 2:34-35; Ap. 19:11-21).
