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Capítulos de libros «Daniel»
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  • Esto significa la completa destrucción de todo el gobierno humano desde Nimrod hasta el anticristo.

  • O, lugar para ellos.

  • Aquí el gran monte representa al reino eterno de Dios, el cual llenará toda la tierra para siempre (v. 44; 7:13-14). Después de venir a desmenuzar la totalidad del gobierno humano, el Cristo corporativo —Cristo con Su novia vencedora— se convertirá en un gran monte que llenará la tierra entera, haciendo de toda la tierra el reino de Dios. Por tanto, la gran imagen humana será reemplazada con el reino eterno de Dios sobre la tierra (Ap. 11:15-17).

    Que la piedra llegue a convertirse en un gran monte representa el aumento de Cristo (cfr. Jn. 3:29-30). La iglesia es el aumento de Cristo en vida, pero el reino eterno de Dios es el aumento de Cristo en administración (Mr. 4:26-29). Por tanto, Cristo no solamente es la iglesia, sino también el reino de Dios (1 Co. 12:12; Lc. 17:21). En calidad de piedra, Cristo es la centralidad del mover de Dios, y en calidad de monte, Él es la universalidad. Así pues, Él es Aquel que es todo-inclusivo, Aquel que todo lo llena en todo (Ef. 1:23).

  • Lit., dividido.

  • Denota la fuerza para permanecer de pie.

  • Las dos piernas de hierro representan al Imperio romano oriental y al Imperio romano occidental, mientras que los pies y sus dedos, que son parte de hierro y parte de barro cocido (vs. 41-43), representan a las naciones en el período posterior a la caída de Roma y antes de la segunda venida de Cristo. Estas naciones son en parte autocráticas y en parte democráticas. Los diez dedos de los pies de la imagen representan a los diez reyes del Imperio romano revivido y restaurado bajo el liderazgo del anticristo (v. 44; 7:7, 24; Ap. 17:12). Los períodos de historia representados tanto por las primeras tres secciones de la gran imagen humana como por las dos piernas ya se han cumplido, pero el período representado por los diez dedos de los pies todavía no se ha cumplido. Este período se cumplirá al final de la era actual. Véase la nota Dn. 2:321, párr. 2.

  • La cabeza de oro (vs. 36-38), que corresponde a la primera bestia en Dn. 7:3-4, representa a Nabucodonosor, el fundador y rey de Babilonia. El pecho y los brazos de plata (v. 39a), que corresponden a la segunda bestia en Dn. 7:5, representan a Medo-Persia, y el vientre así como los muslos de bronce (v. 39b), que corresponden a la tercera bestia en Dn. 7:6, representan a Grecia, incluyendo Macedonia. Las piernas de hierro y los pies que son parte de hierro y parte de barro cocido (v. 33), los cuales corresponden a la cuarta bestia en Dn. 7:7-8, representan al Imperio romano con sus últimos diez reyes (vs. 40-44; 7:7-11, 19-26; Ap. 17:7-13).

    Según la imagen humana descrita en este capítulo, a los ojos de Dios todo gobierno humano a lo largo de la historia es una composición de cuatro imperios: el Imperio babilónico, el Imperio medo-persa, el Imperio greco-macedónico y el Imperio romano. El gobierno humano se inició en Babel (Babilonia), que fue edificada por Nimrod (Gn. 10:8-10), y la finalización del gobierno humano ocurrirá con el Imperio romano revivido bajo el liderazgo del anticristo. Aunque la forma y apariencia del Imperio romano se ha desvanecido, su cultura, espíritu y esencia continúan existiendo hoy en día (véase la nota Dn. 7:121). Al inicio de la gran tribulación (Mt. 24:21), la forma y apariencia del Imperio romano serán restauradas bajo el liderazgo del anticristo. Según los libros de Daniel y Apocalipsis, el último césar del Imperio romano será el anticristo, quien será apoyado por diez reyes (Ap. 17:10-12 y las notas). Por tanto, la totalidad de los imperios humanos que tuvieron su inicio con Nimrod en Babel tendrán su consumación con el anticristo y sus diez reyes.

    Si la cabeza de la gran imagen humana es Babilonia, entonces toda la imagen deberá ser Babilonia. A los ojos de Dios, la totalidad del gobierno humano desde Nimrod hasta el anticristo es Babilonia. Bajo el liderazgo del anticristo, quien es también el último césar, el Imperio romano será tanto la Babilonia política como la Babilonia religiosa (Ap. 17; Ap. 18). El imperio del anticristo será la Babilonia política y material, esto es, “Babilonia la Grande” (Ap. 18:2), mientras que la Iglesia Católica Romana, llamada “MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE” (Ap. 17:5), será la Babilonia religiosa. Véase la nota Jer. 50:11a, párr. 1.

  • El contenido del sueño de Nabucodonosor consistía de una gran imagen humana y del destino de la misma. La visión de la gran imagen, presentada en este capítulo, es la visión que rige todo el libro de Daniel. Esta gran imagen representa la totalidad del gobierno humano a lo largo de la historia humana, desde los inicios del gobierno humano en Babel (Babilonia), en la tierra de Sinar (Gn. 10:8-10; 11:1-9), tal como está representado por la cabeza de la imagen, hasta la finalización en la historia humana del gobierno humano con el Imperio romano y sus diez reyes (véase la nota Dn. 2:321, párr. 2), según está representado por los diez dedos de los pies de esta gran imagen (vs. 40-44; 7:24; Ap. 13:1; 17:12). Desde sus inicios hasta su finalización, el gobierno humano siempre ha hecho tres cosas: rebelarse contra Dios, exaltar al hombre y adorar ídolos (Gn. 11:4 y la nota 2).

  • En su interpretación del sueño de Nabucodonosor, Daniel exaltó a Dios (vs. 25-30) y no a sí mismo.

  • El maravilloso sueño que tuvo Nabucodonosor debía haberlo impresionado profundamente, pero debido a que estaba cegado por la gloria y el poder de este mundo y no le importaban los intereses de Dios, no pudo entender el sueño y, con el tiempo, lo olvidó (vs. 1-3). Ninguno de los magos, ninguno de los sabios de Babilonia y ninguno de los caldeos pudo relatarle el sueño (vs. 4-13). Sin embargo, había una persona llamada Daniel, a quien no le interesaba ni el poder ni la gloria de este mundo, quien fijó su corazón en las cosas espirituales relacionadas con los intereses de Dios sobre la tierra, y quien tenía la posición correcta, el ángulo correcto y la capacidad intrínseca para entender el sueño. Él no había tenido el sueño, pero recibió la visión de parte de Dios en cuanto a dicho sueño (vs. 17-23) y lo interpretó (vs. 24-45).

  • A partir de aquí hasta Dn. 7:28 el texto está en arameo, no en hebreo.

  • Enfatiza la noción que se tiene del barro en contraste con la noción que se tiene del hierro.

  • Cuando aparezca como Aquel que es la piedra cortada por Dios, Cristo con Sus vencedores —el Cristo corporativo— herirá a los diez reyes y al anticristo (Ap. 19:11-21), desmenuzando así a la gran imagen desde los pies a la cabeza (v. 35). Éste será el juicio universal de Cristo sobre la totalidad del gobierno humano, que abarca desde el anticristo hasta Nimrod, con lo cual se pondrá fin a la era del gobierno del hombre sobre la tierra en la vieja creación y se dará inicio a la era del dominio de Dios tanto sobre toda la tierra durante el milenio como en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad.

  • El destino de la gran imagen humana consiste en ser desmenuzada por una piedra no cortada por manos (vs. 34-35, 44-45). Esta piedra es Cristo. Mediante Su crucifixión, Cristo fue cortado por Dios mismo al hacerlo morir (Zac. 3:9; Hch. 2:23), y en Su resurrección (Hch. 2:24) Él fue cortado para ser una piedra con tres aspectos: la piedra de fundamento y la piedra angular para la edificación de la iglesia (Is. 28:16; Mt. 21:42), la piedra de tropiezo para los judíos incrédulos (Is. 8:14; Mt. 21:44a; Ro. 9:33) y la piedra que desmenuza para destruir la totalidad del gobierno humano (Mt. 21:44b).

    Cuando Cristo venga en calidad de piedra que desmenuza, Él no vendrá solo, sino que vendrá con Sus vencedores, Su novia, Su aumento, quienes constituirán Su ejército (Jn. 3:29-30; Ap. 17:14; 19:7-8, 11, 14). Durante la era de la iglesia, la era de misterio, Cristo edifica Su iglesia para que sea Su novia (Ef. 5:25-29). Antes de descender a la tierra, Cristo celebrará una boda, en la que se casará con los vencedores (Ap. 19:7-9), aquellos que han estado combatiendo contra el enemigo de Dios por años y que ya vencieron al maligno (cfr. Ap. 12:11). Después de Su boda, Cristo, el Marido, vendrá junto con Su novia recién desposada a destruir al anticristo, quien junto con su propio ejército combatirá directamente contra Dios (Ap. 17:14; 19:19).

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