Los salmos 49—51 abarcan tres categorías de personas en relación con el disfrute de Dios en Cristo. La primera categoría (Sal. 49) consiste de aquellos que confían en sus riquezas (esto es, en todo lo que no sea Cristo). La segunda categoría (Sal. 50) consiste de aquellos que invocan el nombre del Señor en conformidad con Su pacto. La tercera categoría (Sal. 51) está conformada por una sola persona, el rey David, quien se arrepintió, confesó sus pecados a Dios y le pidió a Dios que lo purificara. Los que pertenecen a la primera categoría no tienen parte en el disfrute de Dios en Cristo; los que pertenecen a la segunda categoría participan del disfrute de Dios; y aquel que pertenece a la tercera categoría posee una porción plena del disfrute de Dios en Cristo.