En referencia, quizás, a un crescendo musical resonante o a una pausa coral meditativa.
En referencia, quizás, a un crescendo musical resonante o a una pausa coral meditativa.
Sal. 1:5; 96:10, 13; 98:9; Hch. 17:31
El pensamiento de David aquí y en los vs. 7-8 es que Dios está sentado en el trono como Rey únicamente para juzgar el mundo en justicia y con equidad, es decir, con justo juicio. Su concepto es conforme a la ley y conforme al árbol del conocimiento del bien y del mal. A diferencia de ello, el principal concepto del Nuevo Testamento es que Cristo gobierna el mundo para salvarlo en misericordia y gracia (Hch. 5:31 y la nota 2). En el Nuevo Testamento, el trono de Dios es principalmente el trono de la gracia (He. 4:16), el trono de un Salvador amoroso, y no el trono de juicio. Desde la eternidad y hasta la eternidad la intención de Dios ha sido amar el mundo, compuesto de hombres caídos, y favorecer al hombre con Su misericordia y gracia (Os. 6:6, cfr. Mt. 9:13; Jn. 3:16; 1 Ti. 2:3-4; Tit. 3:4-7). Por supuesto, el Nuevo Testamento también revela que el trono de Dios es el trono de la autoridad de Dios y que Dios juzgará a Su propio pueblo y al mundo en Su justicia (2 Ti. 4:8; 1 P. 4:17; Ro. 3:19; Ap. 4:2 y 6:12—20:15).
Este salmo expresa el concepto de David con respecto al juicio de Dios sobre sus enemigos entre las naciones, y en los salmos 10—14 David habla sobre la condición del hombre delante de Dios. El concepto de David expresado en estos seis salmos es conforme a la ley dada por Dios (véase la nota Sal. 1:21) y se basa en el principio del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:9). Nada en estos salmos guarda relación con la economía de Dios, los intereses de Dios, el reino de Dios o el plan de Dios. Todo lo contenido en ellos gira en torno al beneficio personal de David, sus intereses personales, así como su seguridad y paz personal. Los creyentes neotestamentarios, que viven por Cristo como árbol de la vida para llevar a cabo la economía de Dios, no debieran tomar al David que vemos aquí como su modelo.
Este salmo, en combinación con el Sal. 10, es uno de los salmos alfabéticos, o acrósticos. En los salmos acrósticos las primeras letras de cada versículo, o a veces cada verso poético, sigue el orden del alfabeto hebreo.
Sal. 3 título
El significado del hebreo no es claro. Podría referirse a una categoría de voz de canto. Algunas versiones lo traducen: sobre la muerte de un hijo.