El salmo 91 trata sobre la identificación de los santos con Cristo, quien tomó a Dios como Su morada (véase la nota Sal. 91:9¹). En su identificación con Cristo, los santos hicieron de Jehová, el Altísimo, su habitación, al habitar en Su lugar secreto y morar a Su sombra bajo Sus alas (vs. 1-9). Ésta es la unidad genuina con Dios. Aquí, somos constituidos de Él y vivimos juntos, Dios y nosotros, como una sola entidad.

Heb. Shaddai. Véase la nota Gn. 17:1^2a.

Tú, Tu(s), Ti y te en los vs. 9-13 se refieren a Cristo, según lo demuestra el hecho que los vs. 11-12 hayan sido citados por Satanás en Mt. 4:6 en referencia a Cristo. Esto indica que en este salmo es Cristo quien toma a Dios como Su habitación, Su morada. Por tanto, no solamente Moisés tomó a Dios como su morada (Sal. 90:1), sino incluso el Señor Jesús, mientras estuvo en la tierra, tomó a Dios el Padre como Su habitación. Moisés, quien dio la ley, y Cristo, quien da la gracia, eran iguales en lo referido a tomar a Dios como su morada, su habitación. Por tanto, los santos (representados por Moisés) y Cristo se identifican entre sí como una sola entidad.

Identificarse con Cristo consiste en identificarse con Él no solamente en Su muerte, en Su resurrección y en Su ascensión, sino también en que Él tomó a Dios como Su habitación. Si hemos de identificarnos con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión, debemos permanecer en Cristo (Jn. 15:4), y permanecer en Cristo no solamente significa mantenernos en Él, sino también morar en Él, tomándolo como nuestro todo.

En nuestra identificación con Cristo, estamos bajo el cuidado de los ángeles que nos salvaguardan (Mt. 4:11; Hch. 12:7-10; He. 1:13-14) y somos protegidos de Satanás y de los espíritus malignos (v. 13 y la nota).

Aquí Satanás es comparado a un león que devora al pueblo de Dios (1 P. 5:8) así como a una serpiente que envenena al pueblo de Dios (Ap. 12:9).

También Él, lo, le y Sus en los vs. 14-16 se refieren a Cristo (cfr. nota Sal. 91:9¹). Estos versículos son una profecía con respecto a Cristo. Cristo amó a Dios el Padre (Jn. 14:31); Él fue puesto en alto, exaltado al lugar más elevado en los cielos (Fil. 2:9-11); y ahora Él ve la salvación de Dios al serle extendidos Sus días en resurrección (v. 16; Ap. 1:18a). En todos estos asuntos, debemos estar identificados con Cristo. Entonces, viviremos con Él y amaremos a Dios. Por tanto, seremos exaltados y veremos la salvación de Dios al sernos extendidos nuestros días.