Esto significa que la soberanía de Dios hará que la maldad en los negocios, actividad que el pueblo de Israel aprendió de los babilonios durante su cautiverio, sea llevada de regreso a Babilonia (la tierra de Sinar; Gn. 11:2, 9; 2 Cr. 36:7; cfr. Dn. 1:2).
