En el aspecto negativo, la ley con sus ordenanzas indica que el hombre es un ser caído, vive en el ámbito de la caída y además, está involucrado con Satanás, se relaciona con demonios y está esclavizado por el pecado que mora en él. En el aspecto positivo, las ordenanzas de la ley revelan que Dios es bondadoso, lleno de gracia y amoroso, y que Él se preocupa por la humanidad, incluyendo a los siervos, las viudas, los huérfanos y los peregrinos. Además, Cristo, la cruz, la redención y la economía de Dios están anunciados, implícitos y representados en las ordenanzas.
Las ordenanzas de la ley requieren que el hombre salvaguarde la vida humana; que honre a sus padres; que mantenga puro el matrimonio; que sea justo, equitativo, honesto, fiel, digno de confianza y bondadoso; que asista al menesteroso; que no sea codicioso de viles ganancias, sino que esté dispuesto a dar; y que sea un hombre santo para con Dios, sujeto a Él y a Su autoridad, y le sirva mediante las ofrendas a fin de que regularmente celebre banquete junto con Dios en Su presencia.