La carne despedazada por las fieras representa aquellas cosas que portan la naturaleza de la muerte, y los perros representan a las personas inmundas (Mt. 7:6 y la nota 2; Fil. 3:2 y la nota 2). Esta ordenanza significa que debemos comer únicamente a Cristo como nuestro suministro de vida, esto es, nada relacionado con la muerte. Cfr. la nota Gn. 8:71 y la nota Lv. 11:311.
