Los estatutos y juicios presentados en 14:1—26:19 nos muestran cuán considerado, detallado, amoroso, tierno, bondadoso, misericordioso, lleno de gracia, compasivo, humano, recto, justo y equitativo es Dios. Puesto que tenemos la vida de Dios, los creyentes en Cristo debemos aprender de Dios para ser como Él es (Ef. 5:1). Debemos andar delante de Dios y con Él conforme a lo que Él es. Al andar por el camino de Dios y conforme a lo que Dios es, seremos transformados a Su imagen (cfr. 2 Co. 3:18). Véase la nota Dt 26:161.