La narración que se extiende de Mt. 13:53 a Mt. 17:8 describe la manera de seguir al Rey celestial, desde el momento en que fue rechazado hasta el inicio de la manifestación del reino. Sus seguidores no sólo participaron del rechazo que Él sufrió a manos de los judíos (Mt. 13:53-58), sino que también fueron perseguidos e incluso martirizados por el sistema político de los gentiles (Mt. 14:1-12). Aunque estuvieron con Él en un lugar desierto en una situación de pobreza, recibieron Su pródigo cuidado (Mt. 14:13-21). Cuando estaban en el mar tempestuoso y el viento les era contrario, Él anduvo en el mar, calmó la tormenta y los llevó hasta su destino (Mt. 14:22-34). Luego, muchos enfermos fueron sanados al tocarle (Mt. 14:35-36), pero los que adoraban hipócritamente a Dios vinieron a molestarlo con preguntas, porque los seguidores del Rey celestial quebrantaban la tradición (Mt. 15:1-20). Entonces Sus discípulos lo siguieron a una región de gentiles, donde fue sanada una endemoniada de origen gentil (Mt. 15:21-28). Después, lo siguieron junto al mar de Galilea y subieron con Él al monte, donde enfermos de toda clase fueron sanados y donde las necesidades de Sus seguidores y de la multitud fueron nuevamente satisfechas abundantemente en medio de un desierto (Mt. 15:29-39). Luego, tanto los fundamentalistas como los modernistas de aquel día vinieron para tentarlo, y Él dio a entender que moriría y que esto sería una señal para ellos en particular (Mt. 16:1-4). Luego, Él mandó a Sus seguidores que se guardaran de la levadura de los fundamentalistas y de los modernistas (Mt. 16:5-12). Después de todo eso, llevó a Sus seguidores a la frontera de la Tierra Santa, cerca de una tierra gentil, para que recibieran una revelación acerca de Él, de la iglesia y de la cruz como el camino para entrar en el reino (Mt. 16:13-28). Finalmente los introdujo en la gloria en la manifestación del reino (vs. 1-8).