Este capítulo nos muestra cómo debemos vivir y actuar en el reino de los cielos:
1) ser como niños (vs. 2-4);
2) no hacer tropezar a otros ni ser causa de tropiezo (vs. 5-9);
3) no menospreciar a ningún creyente por muy pequeño que sea (vs. 10-14);
4) escuchar a la iglesia para no ser condenados por ella (vs. 15-20)
5) perdonar sin límite al hermano (vs. 21-35).
Todo esto indica que para entrar en el reino de los cielos debemos ser humildes, y no menospreciar a ningún creyente, y debemos amar a nuestro hermano y perdonarlo.