Una vez que vemos a Cristo, nunca tomamos el mismo camino, sino que tomamos otro camino.
Una vez que vemos a Cristo, nunca tomamos el mismo camino, sino que tomamos otro camino.
El cumplimiento de la profecía acerca de Cristo en Os. 11:1 lo llevó a cabo Dios por medio del error que cometieron los magos al ir a Jerusalén. Dios es soberano aun en nuestros errores.
Esta profecía une a Cristo con Israel.
Éste fue el primer martirio en el Nuevo Testamento relacionado con Cristo.
Raquel fue sepultada en el camino de Belén (Gn. 35:19; 48:7). Ramá, situada en el territorio de Benjamín (Jos. 18:21-28), hijo de Raquel (Gn. 35:15-18), no estaba lejos de la tumba de Raquel. Los pequeños niños que Herodes mató son considerados hijos de Raquel en esta profecía poética.
Lit., el alma.
Los presentes que los magos ofrecieron a Cristo fueron oro, olíbano y mirra. En figura, el oro es la naturaleza divina; el olíbano, la fragancia de la resurrección; y la mirra, la fragancia de la muerte. Indudablemente los magos ofrecieron estos presentes bajo la inspiración del Espíritu de Dios, para indicar el valor de la naturaleza divina de Cristo y lo preciosas que son Su resurrección y Su muerte. En los cuatro Evangelios, los cuales son las biografías de Jesús, se ve en la vida de Jesús lo representado por estos tesoros. Además, es posible que estos preciosos tesoros ofrecidos por los magos hayan provisto lo necesario para los viajes del Señor, de Judea a Egipto y de Egipto a Nazaret.
Lo adoraron como adorarían a Dios (Mt. 4:10).
Los pastores hallaron al niño Jesús, que todavía estaba en el pesebre (Lc. 2:16); después de esto, los magos del oriente vieron al niño en la casa.
Cuando los magos fueron corregidos por las Escrituras y reencauzados, la estrella se les apareció de nuevo. La visión viva siempre va a la par de las Escrituras.
Significa ciudades.
Los sacerdotes enseñaban la ley a la gente (Mal. 2:7), y los escribas conocían las Escrituras (Esd. 7:6). Tanto los sacerdotes como los escribas tenían el conocimiento acerca del nacimiento de Cristo (vs. 5-6), pero ellos, a diferencia de los magos del oriente, no tuvieron la visión, ni interés alguno en buscar a Cristo.
Los judíos tenían las Escrituras acerca de Cristo, pero los magos del oriente vieron la estrella de Cristo (Nm. 24:17). Los judíos tenían un conocimiento mental de Cristo, escrito en letra muerta, mientras que los magos recibieron una visión viva con respecto a Él. Después de recibir la visión viva, los magos fueron desviados por su concepto humano y fueron a Jerusalén, la capital de la nación judía, donde se esperaba que estuviese el rey de la nación. Este descarrío ocasionó la muerte de muchos niños (v. 16). Los magos fueron a Belén (vs. 8-9) después de ser corregidos por las Escrituras (vs. 4-6), y la estrella se les apareció de nuevo y les guió hasta el lugar donde estaba Cristo (vs. 9-10).
Lo que Lucas relata con respecto a la juventud de Jesús prueba que Él es un hombre verdadero (Lc. 2:15-52), mientras que el relato de Mateo, a diferencia del de Lucas, testifica que Cristo es el verdadero Rey, el Cristo profetizado en las Escrituras.
Significa casa del pan.
Bajo el arreglo soberano de Dios, Augusto César ordenó el primer censo del Imperio romano (Lc. 2:1-3). Fue por causa de aquel censo que Cristo nació en Belén (Lc. 2:4-7) para cumplir la profecía acerca de Su nacimiento (Mi. 5:2). Él permaneció allí un corto período. Luego, debido a la persecución de Herodes, fue llevado a Egipto (vs. 13-15) y después traído de nuevo a la tierra de Israel (vs. 19-21). Puesto que Arquelao reinaba sobre Judea en lugar de Herodes su padre, Cristo fue llevado a Nazaret, una ciudad menospreciada de Galilea (vs. 22-23; Jn. 1:45-46), y fue criado allí. Nació en la apreciada ciudad de Belén, pero creció en la menospreciada ciudad de Nazaret. Por lo tanto, fue llamado nazareno. Seguir a Cristo no sólo requiere que hagamos caso a lo que dicen las Escrituras acerca de Él, sino también que prestemos atención a la dirección específica para el momento, como la que José tuvo en sus sueños. Poner atención solamente a las Escrituras sin hacer caso de dicha dirección puede impedir que reconozcamos a Cristo, tal como ocurrió a los sacerdotes y escribas judíos. Prestar atención a la dirección específica para el momento requiere un corazón que siempre busque al Señor.
Véase la nota Mt. 1:221.
La palabra profetas, en plural, indica que ésta no es una profecía particular, sino un resumen del significado de varias profecías, como por ejemplo la de Sal. 22:6-7. El título Nazareno tal vez se refiera al vástago en Is. 11:1, el cual en el hebreo es netzer. El vástago, el cual representa a Cristo, es un retoño que sale del tocón de Isaí, el padre de David. Cuando Jesús nació, el trono de David ya había sido derrocado. Esto quiere decir que el tronco real de David había sido cortado. Ahora un retoño nuevo brotó del tocón de Isaí y creció de sus raíces. Este retoño brotó y creció en medio de condiciones humillantes. Jesús no nació en una casa de reyes reconocida y distinguida, ni tampoco creció en una ciudad famosa tal como Jerusalén, sino que nació en una casa pobre y creció en una ciudad menospreciada. Todo esto le hizo un nazareno, un vástago; no el vástago alto de un árbol majestuoso, sino un retoño aparentemente insignificante del tocón de Isaí.