Esto es según algunas versiones. El hebreo dice: la tienda.
Esto es según algunas versiones. El hebreo dice: la tienda.
La entrada al vestíbulo medía catorce codos (Ez. 40:48), la entrada al templo exterior (el Lugar Santo), diez codos, y la entrada al templo interior (el Lugar Santísimo), seis codos (v. 3). Esto indica que cuanto más progresamos internamente en nuestra experiencia del edificio de Dios, más estrecha se hará nuestra senda. Cuanto más nos acercamos al Señor, más restringidos seremos por Él.
Es decir, el Lugar Santo.
El número seis, que aquí guarda relación con el espesor del muro, representa la humanidad del Señor Jesús que provee a la morada de Dios la fortaleza para permanecer erguida. En el tabernáculo, las tablas de madera de acacia que permanecen erguidas también representan la humanidad del Señor Jesús (Éx. 26:15). El Señor Jesús, como ser humano apropiado, es el muro que sustenta el edificio de Dios y hace que éste permanezca erguido.
Las treinta cámaras laterales cuya finalidad es la expresión (véase la nota 1 R. 6:53) se basan en las treinta cámaras cuya finalidad es el disfrute (Ez. 40:17). Podemos expresar a Cristo únicamente en la medida en que le hayamos disfrutado. Nuestro disfrute de Cristo, con el tiempo, llega a ser la plenitud, la expresión, de Cristo (Ef. 3:16-19).
Véase la nota 1 R. 6:61.
Que las cámaras laterales se hagan más anchas a medida que se asciende indica que a medida que ascendemos con el Señor, somos hechos más amplios y ricos en términos de nuestra experiencia (cfr. Ef. 3:18). Esto indica que nuestra experiencia del edificio santo de Dios es progresiva.
Lit., la casa.
Las cámaras mencionadas en Ez. 42:10-14.
Este edificio, localizado en la parte de atrás del templo, era más grande que el templo. Mientras que las cámaras laterales representan la plenitud de Cristo (véase la nota Ez. 41:61), este edificio representa las riquezas de Cristo, las cuales son ilimitadas (Ef. 3:8). Cristo es tan rico que puede cumplir todos los requisitos y satisfacer todas las necesidades tanto de Dios como del hombre y, aun así, manifestar abundancia hasta rebosar (cfr. Jn. 6:11-13). Con respecto a las riquezas de Cristo y a la plenitud de Cristo, véase la nota Ef. 3:193c.
Véanse las notas de 1 R. 6:4.
Todas las partes del edificio que guardaban relación con el templo estaban recubiertas de madera. Esto difiere del tabernáculo erigido por Moisés, en el que todas las partes estaban recubiertas de oro (Éx. 26:29). Mientras que el oro representa a la divinidad, la madera representa la humanidad, en especial la humanidad elevada del Señor Jesús. En el edificio de Dios revelado en Ezequiel, el material primordial es la humanidad del Jesús crucificado, resucitado y ascendido.
En todos los paneles de madera se tallaron querubines y palmeras (vs. 18-20). Los querubines representan la gloria del Señor manifestada sobre las criaturas (10:18; He. 9:5), y las palmeras, que crecen en el desierto y son de hoja perenne, representan la victoria de Cristo y el poder imperecedero y perpetuo de Cristo (véase la nota Ez. 40:162b). Que se tallaran palmeras y querubines en los muros indica que la victoria de Cristo y la gloria del Señor han sido “talladas” en nuestro ser por medio de sufrimientos.
En el cap. 1 los querubines tenían cuatro caras (Ez. 1:6, 10), pero en las talladuras hechas sobre los muros ellos tenían solamente dos caras: la cara de hombre y la cara de león, las cuales representan y expresan la victoria en la humanidad (véase la nota Ez. 1:101a, párr. 1). El hecho de que entre cada dos querubines hubiera una palmera (v. 18 y la nota) significa que nosotros, como partes que conforman el edificio de Dios, hacemos patente la victoria de Cristo al manifestar la gloriosa imagen de Cristo (cfr. 2 Co. 2:14-16; 3:18).
El altar del incienso que se yergue en este templo estaba hecho únicamente de madera (cfr. Éx. 30:1-5), que representa la humanidad de Jesús. Tanto en el tabernáculo como en el templo se tenía el altar del incienso y la mesa de los panes de la Presencia. Pero aquí, en Ezequiel, el altar es también la mesa, donde el altar sirve para que ofrezcamos a Cristo en calidad de incienso que satisface a Dios y la mesa sirve para que Dios prepare a Cristo en calidad de comida que nos satisface.
El altar de madera era puesto en un lugar de paneles de madera con talladuras de querubines y palmeras, lo cual indica que si somos personas que manifiestan la gloria y victoria de Cristo, tendremos el altar-mesa para que Dios y nosotros disfrutemos de mutua comunión en Cristo. Aquí Dios es satisfecho por el incienso que ofrecemos en Cristo, y nosotros somos satisfechos por el alimento provisto por Dios en Cristo.
Las dimensiones del altar del incienso representan al Dios Triuno en resurrección (tres) como testimonio (dos).
La función que cumplen las “puertas” en la iglesia consiste en permitir que las personas y cosas positivas entren y en mantener fuera a las personas (cfr. Mt. 7:15; Hch. 20:29) y cosas negativas. El hecho de que cada puerta tenga dos hojas que giraban (v. 24) indica que las puertas en la iglesia deben ser flexibles.
Véase la nota Ez. 41:181.
El hecho de que las palmeras fueran talladas en las paredes al lado de las ventanas indica que la victoria así como el poder y fortaleza imperecederos siempre están acompañados de aire espiritual y luz divina. Esto significa que nuestra victoria y poder están relacionados con el Espíritu vivificante (véase la nota 1 R. 6:41a). Si disfrutamos al Espíritu vivificante, también disfrutaremos de la victoria, el poder y la fortaleza de Cristo.