Aquí el agua representa al Dios Triuno como agua de vida que fluye desde la eternidad para aplacar la sed de Su pueblo (Gn. 2:10; Éx. 17:6; 1 Co. 10:4; Sal. 36:8; 46:4; Zac. 14:8; Jn. 4:14; 7:37-39; Ap. 22:1, 17). Los factores causantes de que el río fluyera desde la casa eran:
1) la edificación de la casa y su compleción;
2) el vivir de las personas en conformidad con el modelo, las leyes y los estatutos de la casa (Ez. 43:10-11);
3) el servicio de los sacerdotes (cap. 44) y
4) la presentación de todas las ofrendas (caps. 45—46).
Cuanto más estén presentes estos factores en la iglesia, más el fluir de Dios brotará de ella.
