El que Abraham ofreciera en sacrificio sobre el altar a su hijo amado, su único hijo, Isaac, es un cuadro vívido de Dios el Padre que ofrece a Su Amado, Su Hijo unigénito, Jesucristo, en la cruz. En este cuadro, Isaac tipifica a Cristo de una manera muy detallada. Isaac, el único hijo de Abraham (vs. 2, 12, 16), tipifica a Cristo, el Hijo unigénito de Dios (Jn. 3:16). Isaac era el hijo amado de Abraham (v. 2), y Cristo era el Hijo amado del Padre, en quien Él se complacía (Mt. 3:17). Isaac acató la voluntad de su padre (v. 6), y Cristo también escogió hacer la voluntad de Su Padre (Mt. 26:39). Isaac fue obediente hasta la muerte (vs. 9-10); asimismo, Cristo fue obediente hasta la muerte (Fil. 2:8). Isaac cargó la leña para el holocausto y subió a la cima del monte Moriah (v. 6); del mismo modo, Cristo llevó Su cruz y subió al Gólgota (Jn. 19:17). Isaac fue ofrecido a Dios como holocausto sobre el monte Moriah; Cristo también fue ofrecido a Dios sobre el mismo monte (véase la nota Mr. 10:11) para cumplir lo tipificado por el holocausto. Isaac fue “inmolado” sobre el altar y le fue devuelto a Abraham al tercer día, esto es, en resurrección (vs. 4, 10-13; He. 11:19); asimismo, Cristo fue crucificado y, después, resucitado al tercer día (1 Co. 15:4). Isaac fue multiplicado en resurrección (v. 17), y Cristo también fue multiplicado en Su resurrección (Jn. 12:24; 1 P. 1:3). Isaac era la descendencia de Abraham para bendición a todas las naciones (v. 18); asimismo, Cristo es la única descendencia de Abraham, en quien la bendición de Abraham ha venido a las naciones (Gá. 3:8, 14, 16).
