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Capítulos de libros «Génesis»
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  • En Bet-el Jacob había hecho un voto a Dios prometiendo que si Dios lo guardaba y cuidaba, la piedra que él había erigido como columna sería la casa de Dios (Gn. 28:20-22). Aquí Dios le recordó a Jacob que debía cumplir con su parte de aquel voto (cfr. Gn. 31:13). Al retornar de Padan-aram, Jacob llegó a Siquem, en la tierra de Canaán, y se estableció allí (Gn. 33:18-20). Sin embargo, esto no bastaba para alcanzar la meta fijada por Dios. El propósito de Dios según el deseo de Su corazón es obtener Bet-el, Su casa aquí en la tierra. Por tanto, era necesario que Jacob fuera de Siquem a Bet-el. Todos los lamentables sucesos ocurridos en el cap. 34 fueron usados soberanamente por Dios para hacerle imposible a Jacob permanecer en Siquem y para prepararlo a fin de que recibiera de Dios el encargo de subir a Bet-el. El paso de Jacob por Siquem y la subida a Bet-el representan nuestro paso por una vida cristiana meramente individual y nuestro progreso ascendente hasta llegar a la vida de iglesia corporativa con miras a la edificación de la morada eterna de Dios, morada que hoy es la iglesia y que, en la eternidad, será la Nueva Jerusalén.

    Bet-el es una gran semilla en la Biblia, la semilla de la casa de Dios. Cuando Israel, el Jacob transformado, se multiplicó hasta llegar a ser la casa de Israel, a los ojos de Dios la casa de Israel era la casa de Dios (véase la nota He. 3:61a). A la postre, el tabernáculo y el templo fueron edificados como símbolos de la casa de Israel, la morada de Dios en la tierra en tiempos del Antiguo Testamento. Al inicio del Nuevo Testamento, el Señor Jesús vino mediante la encarnación para ser la realidad del tabernáculo y del templo (Jn. 1:14; 2:18-21). Después, en Mt. 16:18 el Señor profetizó que edificaría la iglesia como la habitación, el templo, de Dios (Ef. 2:22; 1 Co. 3:16-17) sobre Sí mismo como la roca y con Sus creyentes como las piedras (1 Co. 3:11; 1 P. 2:5). Ésta es Bet-el, la casa de Dios (1 Ti. 3:15). Por último, esta Bet-el será agrandada para, en su consumación, ser la Nueva Jerusalén, el tabernáculo eterno de Dios, donde Dios mismo y el Cordero serán el templo (Ap. 21:3, 22). Véase la nota Gn. 28:121a.

  • Un ídolo es todo lo que reemplaza al Dios genuino y verdadero (cfr. 1 Jn. 5:20-21). Por causa de Bet-el, la casa de Dios, los ídolos tienen que ser quitados (2 Co. 6:16); más aún, todo lo que sea impuro, inmundo o esté contaminado, tiene que ser purgado (2 Co. 7:1). Para que Bet-el se haga realidad, tenemos que despojarnos del viejo hombre con su vieja manera de vivir, representado por las vestiduras viejas (Is. 64:6), y tenemos que vestirnos del nuevo hombre con su nueva manera de vivir, que es la vida de iglesia (Ef. 4:22-24).

  • Los zarcillos tienen como propósito el embellecimiento de uno mismo. Jacob los enterró junto con aquellos dioses extranjeros, los ídolos, lo cual indica que Jacob y su familia consideraron estos zarcillos tan abominables como los ídolos (cfr. Éx. 32:2-4 y la nota Éx. 32:21).

  • Un altar tiene como propósito la consagración. Jacob se consagró al erigir un altar en Siquem (Gn. 33:20) buscando su propio bien como individuo; pero al edificar un altar en Bet-el, Jacob se consagró con miras a hacer realidad la casa de Dios, para cumplir el propósito eterno de Dios y satisfacer el deseo de Su corazón.

  • Que significa Dios de Bet-el. En Bet-el, Dios ya no es meramente el Dios de individuos, sino el Dios de una entidad corporativa, la casa de Dios.

  • Que significa encina del llanto.

  • En Peniel Dios cambió el nombre de Jacob a Israel (Gn. 32:28), pero allí Jacob tuvo poca experiencia de este nuevo nombre; no fue sino hasta que llegó a Bet-el que Jacob fue verdaderamente renovado y hecho una nueva persona, una persona transformada (cfr. Ro. 12:2). Esta clase de cambio puede experimentarse únicamente en Bet-el, esto es, en la vida de iglesia apropiada. La iglesia es un nuevo hombre (Ef. 2:15), y la vida de iglesia es la nueva vida que lleva el Israel transformado (Gá. 6:16), vida que es Dios en Cristo.

  • Heb. El Shaddai. Este capítulo y el cap. 17 coinciden en la revelación del título divino de Dios como el Dios Todo-suficiente (v. 11; 17:1), en el cambio de los nombres humanos —que representa la transformación de tales personas (v. 10; 17:5)— y en la promesa de la multiplicación para producir naciones y reyes (v. 11; 17:4, 6). Estas tres cosas indican que Dios es todo-suficiente y que transforma a los Suyos para hacer de ellos personas fructíferas y que se multiplican con miras a que se produzcan personas transformadas como material para la edificación de la casa de Dios, Bet-el. Véase la nota Gn. 17:52a y la nota Gn. 17:152.

  • Véase la nota Gn. 17:41.

  • Esto fue una repetición de lo que hizo Jacob en Gn. 28:18. En aquel entonces, Bet-el, la casa de Dios, era apenas un sueño; todavía no correspondía con la experiencia de Jacob. Aquí Jacob erige una segunda columna en Bet-el, consagrándose a Dios para el cumplimiento de aquel sueño y del voto que hizo a Dios en Gn. 28:10-22. Esta columna constituye, pues, el segundo hito trascendental en la experiencia de Jacob (véase la nota Gn. 31:521).

  • Véase la nota Fil. 2:171b. Ésta es la primera mención que la Biblia hace de la libación (Nm. 15:1-5; 28:7-10; Fil. 2:17; 2 Ti. 4:6). El hecho de que sea mencionada en conexión con la columna erigida en Bet-el indica que la libación tiene como fin el edificio de Dios. Que Jacob derramase una libación sobre aquella columna antes de derramar aceite sobre ella significa que el derramamiento de la libación como ofrenda da lugar al derramamiento del Espíritu (Hch. 2:33) para la santificación de la casa de Dios (Éx. 40:9).

  • Raquel representaba la elección natural de Jacob conforme al deseo de su corazón (Gn. 29:18-20). La muerte de Raquel significó la pérdida de la elección natural de Jacob. Esto fue un trato profundo y personal para Jacob. Jacob perdió a Raquel, pero en el proceso ganó a Benjamín, quien tipifica a Cristo. “Raquel” tuvo que morir para que “Benjamín” pudiera nacer. Asimismo, Dios finalmente nos despojará de nuestra elección natural a fin de que podamos producir a Cristo para Su expresión. La meta de Dios no consiste en hacer que Sus escogidos sufran pérdida, sino en que por medio de ellos Cristo sea producido.

  • Que significa hijo de mi aflicción.

  • Que significa hijo de la mano derecha. Benjamín tipifica a Cristo, quien fue primero Benoni, el Hijo de aflicciones, a partir de Su nacimiento y durante toda Su vida humana aquí en la tierra (Is. 53:3), pero quien a la postre se convirtió en Benjamín, el Hijo que está a la diestra de Dios, a partir de Su resurrección y en Su ascensión (Mt. 26:64). Véase la nota Sal. 68:271a.

    Benjamín y José, los dos hijos de Jacob y Raquel, ambos tipifican a Cristo. Aunque José nació primero, en tipología él es la continuación de Benjamín, pues el relato de la vida de José (caps. 37—50) viene a continuación del relato del nacimiento de Benjamín. Al igual que Benjamín, José tipifica al Cristo que sufrió y fue exaltado. Durante la primera parte de su vida, José padeció sufrimientos como hijo de aflicción, y durante la segunda parte él fue exaltado al trono, a la diestra del Faraón (Gn. 41:40-44).

  • Véase la nota Gn. 31:521.

  • El nombre de Jacob ya había sido cambiado a Israel (Gn. 32:27-28; 35:10), pero ésta es la primera vez que se le llama Israel. Esto indica que después de su experiencia en Bet-el y la muerte de Raquel, Jacob llegó a ser una persona transformada.

  • Rubén, nacido de Lea, era el primogénito y debía haber heredado la primogenitura. Sin embargo, debido a que se contaminó por su concupiscencia, perdió la primogenitura, y ésta fue dada a José, el hijo de Raquel (1 Cr. 5:1; Gn. 49:3-4; 48:22). José obtuvo la primogenitura debido a su pureza (Gn. 39:7-12). Cfr. He. 12:16 y la nota.

  • Después de experimentar tratos más profundos y personales, Jacob entró en plena comunión con Dios en Hebrón (Hebrón significa comunión, mutua participación). Abraham había llegado a Siquem (Gn. 12:6), pasado por Bet-el (Gn. 12:8) y morado en Hebrón (Gn. 13:18; 18:1), e Isaac pasó casi toda su vida en Hebrón. Jacob siguió las pisadas de Abraham y llegó a Siquem (Gn. 33:18), pasó por Bet-el (Gn. 35:6) y moró en Hebrón. En Hebrón Jacob disfrutó de pleno descanso, gozo, satisfacción, intimidad y comunión con el Señor; allí comenzó a madurar en vida.

  • Isaac murió en fe, según lo indica el hecho de que fuese enterrado en la cueva de Macpela (Gn. 49:30-32; cfr. Gn. 23:9 y las notas).

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