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Capítulos de libros «La Epístola a Los Hebreos»
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  • Ser santo equivale a ser separado para Dios con un propósito definido (véase la nota Ro. 1:23). Aquí al llamar “hermanos santos” a los destinatarios del libro, el escritor tenía la intención de recordarles que no deben permanecer como hombres profanos en el judaísmo, sino que deben ser separados para Dios con miras a Su propósito.

  • Véase la nota He. 3:141a.

  • La idea principal de este libro está centrada en la naturaleza celestial de las cosas positivas. Primero, nos muestra que hoy Cristo está sentado en los cielos (He. 1:3). Él entró en los cielos (He. 9:24); traspasó los cielos (He. 4:14) y llegó a ser más sublime que los cielos (He. 7:26). Más adelante, este libro nos revela el llamamiento celestial (v. 1), el don celestial (He. 6:4), las cosas celestiales (He. 8:5), la patria celestial (He. 11:16) y la Jerusalén celestial (He. 12:22). También nos dice que estamos inscritos en los cielos (He. 12:23) y que hoy Dios nos amonesta desde los cielos (He. 12:25). En el Antiguo Testamento todo lo que el judaísmo sustentaba tenía naturaleza terrenal. En este libro el escritor deseaba mostrar a los cristianos hebreos el contraste entre la naturaleza celestial del Nuevo Testamento y la naturaleza terrenal del Antiguo Testamento para que pudieran abandonar lo terrenal y adherirse a lo celestial.

  • El Apóstol es Aquel que nos fue enviado de Dios y con Dios (Jn. 6:46; 8:16, 29). El Sumo Sacerdote es Aquel que regresó a Dios de entre nosotros y con nosotros (Ef. 2:6). Cristo, como el Apóstol, vino a nosotros con Dios para compartir a Dios con nosotros a fin de que pudiéramos participar de Su vida, naturaleza y plenitud divinas. Cristo, como Sumo Sacerdote, fue a Dios con nosotros para presentarnos delante de Él a fin de que cuidara cabalmente de nosotros y de todo nuestro caso. Como Apóstol, Él es tipificado por Moisés, quien vino de Dios para servir a la casa de Dios (vs. 2-6), y como Sumo Sacerdote, es tipificado por Aarón, quien fue a Dios llevando la casa de Israel y sus asuntos (4:14—7:28).

  • Véase la nota He. 2:91b.

  • Moisés tenía la naturaleza humana, la cual era apropiada para formar parte del edificio de Dios, pero no poseía la naturaleza divina, la cual capacita para construir dicho edificio. En contraste, Cristo en Su humanidad es el buen material para el edificio de Dios (la piedra de fundamento, Is. 28:16 la piedra angular, Mt. 21:42; Hch. 4:11 la piedra cimera, Zac. 4:7 y la piedra viva que hace de nosotros piedras vivas, 1 P. 2:4-5). Además, en Su divinidad, Él es el Constructor.

  • Aquí la palabra siervo es una designación que implica dignidad y libertad.

  • O, prefigura; un tipo del Apóstol verdadero, típico y genuino que fue enviado por Dios.

  • En los tiempos del Antiguo Testamento la casa de Dios era la casa de Israel (Lv. 22:18; Nm. 12:7), simbolizada por el tabernáculo o el templo, que estaba en medio de Israel (Éx. 25:8; Ez. 37:26-27). Hoy en día, la realidad de la casa de Dios es la iglesia (1 Ti. 3:15; 1 P. 4:17). Los hijos de Israel, como pueblo de Dios, son un tipo de nosotros, los creyentes neotestamentarios (1 Co. 9:24-27; 10:1-11). Toda su historia prefigura a la iglesia.

  • Esta expresión conecta la casa de Dios del v. 6 con el reposo sabático de He. 4:9, lo que indica que estos dos son la misma cosa. La casa de Dios es nuestra vida de iglesia hoy, nuestro Sábado de reposo.

  • Ap. 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22

  • O, yerran, se engañan.

  • Los caminos de Dios son diferentes de Sus hechos. Sus hechos son Sus actividades, mientras que Sus caminos son los principios con los que Él actúa. Los hijos de Israel sólo conocían los hechos de Dios, pero Moisés conocía Sus caminos (Sal. 103:7).

  • El hebreo usado aquí es idiomático y conlleva una negación enfática. Así también en 4:3, 5.

  • O, alejarse, desertar, irse, mantenerse apartado.

  • Ésta es la misma palabra griega que se traduce participantes en He. 3:1 y He. 12:8 y partícipes en He. 6:4. En esos tres versículos esta palabra indica que tenemos parte en el llamamiento celestial, el Espíritu Santo y la disciplina; es por eso que se traduce participantes. Aquí y en He. 1:9 indica que participamos junto con Cristo; por lo tanto, la palabra se traduce socios. Somos participantes de las cosas celestiales, santas y espirituales, y tenemos parte en el llamamiento celestial, el Espíritu Santo y la disciplina espiritual. Somos socios de Cristo, y participamos junto con Él de la unción espiritual (He. 1:9), así como los miembros participan del Espíritu junto con la Cabeza; y participamos junto con Él del reposo celestial, así como Caleb participó junto con Josué del reposo de la buena tierra (Nm. 14:30).

  • Moisés sacó de Egipto a los hijos de Israel, pero no los introdujo en la buena tierra de Canaán. Lo hizo Josué, su sucesor (He. 4:8).

  • O, fueron impersuasibles, obstinados, incrédulos.

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