Véase la nota Sal. 51:112b. Esto también se aplica para el v. 11.
Véase la nota Sal. 51:112b. Esto también se aplica para el v. 11.
O, Entonces se acordó Su pueblo de los días de Moisés, los días antiguos.
Otros dicen: pastor.
Este versículo en la profecía de Isaías, junto con Is. 64:8, representa un desarrollo adicional de lo profetizado por Isaías con respecto a Cristo como Padre eterno en Is. 9:6. En este versículo, Cristo como Padre eterno es el Redentor (Tit. 2:13-14; 1 P. 1:18-19), y en Is. 64:8 Él es el Creador (Jn. 1:3; He. 1:10).
Éste es Cristo como Ángel de Jehová. La expresión el Ángel de Su presencia indica que este ángel es la presencia de Jehová. Cristo como Ángel de Jehová siempre estaba presente al lado de Israel en sus sufrimientos, desde Éx. 3 a Is. 63 y hasta llegar a Zac. 1. Si bien la expresión el Ungido de Jehová (cfr. Is. 61:1-3) es un término muy dulce para el pueblo de Dios, la expresión el Ángel de Su presencia es un término principalmente aplicado con relación a los enemigos del pueblo de Dios. Es el Ángel de Jehová, el Señor Jesús como la presencia del Dios Triuno, quien vendrá a derrotar al anticristo y sus ejércitos en Armagedón (vs. 1-6).
Aquí, así como en Ap. 14:19-20 y Ap. 19:15, el lagar se refiere a la guerra en Armagedón. Cristo, como Ungido de Jehová, vendrá a pisar el lagar a fin de salvar a Israel de las naciones (vs. 1-6). Durante los últimos tres años y medio de esta era, el tiempo de la gran tribulación (Mt. 24:21), el anticristo perseguirá al máximo a los judíos con la intención de destruir completamente a Israel. Antes de ese tiempo, casi todo Israel será llevado de regreso a la Tierra Santa; entonces, antes de la tribulación, el anticristo hará un pacto de paz de siete años con Israel a fin de que Israel obtenga su libertad (Dn. 9:27). Pero después de los primeros tres años y medio, el anticristo cambiará de opinión y se opondrá a toda clase de religión (Dn. 11:36). Después de destruir el catolicismo (Ap. 17:16-18), el anticristo tratará de destruir la religión judía. Al final de los últimos tres años y medio, el anticristo hará que los ejércitos de las naciones rodeen Jerusalén. En torno a Jerusalén como el centro, toda la región de Bosra hasta el monte Megido (Armagedón, Ap. 16:16) será ocupada por tales ejércitos. A Su retorno Cristo, junto con Sus vencedores como Su novia, descenderá a Bosra (v. 1), y comenzando desde allí Él pisará el lagar, con lo cual destruirá todos los ejércitos. De este modo, Él rescatará a Israel de la destrucción. Véase Ap. 14:17-20; 16:16 y Ap. 19:11-21, así como las notas de esos versículos.
En los vs. 1-6, 9; 64:1; 65:17-25 y Is. 66:15-16, 22, Cristo es el Ángel de la presencia de Jehová (v. 9) que toma medidas con respecto a las naciones. Él rasgará los cielos y vendrá a salvar a Israel librándolo de las naciones (v. 9; 64:1). Él vendrá trayendo fuego consigo para juzgar a las naciones en toda la tierra con Su ardor (Is. 66:15-16a). Él también vendrá a pisar el gran lagar, para destruir al anticristo junto con los malvados de las naciones en Armagedón (vs. 1-6; Ap. 16:12-16; 19:19-21). Finalmente, cuando Cristo retorne Él dará inicio al tiempo de la restauración: el reino milenario, que dará lugar a los cielos nuevos y la tierra nueva (Is. 65:17-25; 66:22; Ap. 20:4-6; 22:1).