La madre de Micaía ofreció algo a Dios, pero tal ofrenda estaba mezclada con la levadura de la idolatría (cfr. Mt. 13:33 y las notas).

La madre de Micaía ofreció algo a Dios, pero tal ofrenda estaba mezclada con la levadura de la idolatría (cfr. Mt. 13:33 y las notas).
La casa de Micaía, una casa de dioses, con todos sus ídolos (sustitutos de Cristo), su efod (representativo de la autoridad de Dios) y su sacerdote asalariado (representativo del sistema de clérigos y laicos, vs. 7-13 véase la nota Ap. 2:61a), retrata el caos que impera entre los cristianos hoy en relación con la adoración a Dios.
Lit., llenó las manos de. Así también en el v. 12.
En su degradación, Israel llegó a una condición caótica en tres aspectos: en su gobierno, su adoración y su moral. Aunque el tabernáculo de Dios estaba en Silo (Jue. 18:31) y el sumo sacerdote tenía el Urim y el Tumim (véase la nota Éx. 28:301), en Israel no había gobierno, no había administración, pues Israel no tenía en cuenta a Dios ni Su posición como Rey de ellos (cfr. 1 S. 8). Por tanto, entre los hijos de Israel cada cual hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos y, como resultado, cayeron en podredumbre y corrupción. Véase la nota Jue. 1:11.