El Apóstol es Aquel que nos fue enviado de Dios y con Dios (Jn. 6:46; 8:16, 29). El Sumo Sacerdote es Aquel que regresó a Dios de entre nosotros y con nosotros (Ef. 2:6). Cristo, como el Apóstol, vino a nosotros con Dios para compartir a Dios con nosotros a fin de que pudiéramos participar de Su vida, naturaleza y plenitud divinas. Cristo, como Sumo Sacerdote, fue a Dios con nosotros para presentarnos delante de Él a fin de que cuidara cabalmente de nosotros y de todo nuestro caso. Como Apóstol, Él es tipificado por Moisés, quien vino de Dios para servir a la casa de Dios (vs. 2-6), y como Sumo Sacerdote, es tipificado por Aarón, quien fue a Dios llevando la casa de Israel y sus asuntos (4:14—7:28).