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Capítulos de libros «La Epístola de Pablo a Los Colosenses»
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  • Los vs. 1-4 implican que en Cristo tenemos una sola posición, una sola vida, un solo vivir, un solo destino y una sola gloria.

  • Esto se refiere al bautismo en su aspecto resucitador, el cual es completamente contrario al ascetismo. Fuimos resucitados juntamente con Cristo. Ahora estamos donde Él está, sentados en los cielos. Por lo tanto, en contraste con los ascetas, no debemos practicar las cosas de la tierra. Debemos buscar las cosas de los cielos, como por ejemplo conocer a Cristo como nuestro todo a fin de tomarlo como vida y así andar en Él.

  • Es decir, de los cielos; en contraste con la expresión de la tierra en el v. 2. Los cielos están ligados a Cristo y unidos a la iglesia. Las cosas de arriba incluyen al Cristo ascendido y todas las cosas que se relacionan con Él. Por lo tanto, buscar las cosas de arriba significa entregarnos a vivir a Cristo en la iglesia y con la iglesia.

  • Las cosas de la tierra incluyen la cultura, la religión, la filosofía y el esfuerzo por mejorar nuestra conducta, como se dijo en los dos capítulos anteriores.

  • Morimos con Cristo y así fuimos libertados de las cosas terrenales, especialmente de las cosas relacionadas con el ascetismo. Incluso, hemos sido bautizados en Su muerte (Ro. 6:3).

  • Nuestra vida (no nuestra vida natural, sino nuestra vida espiritual, la cual es Cristo) está escondida con Cristo en Dios, quien está en los cielos. Por eso, no debemos preocuparnos por las cosas terrenales. El Dios que está en los cielos debe ser la esfera de nuestro vivir. Con Cristo debemos vivir en Dios.

  • Esto significa que nuestra vida está escondida con Cristo en los cielos.

  • El hecho de que Cristo sea nuestra vida indica claramente que debemos tomarlo como vida y vivir por Él, que debemos vivirle en nuestra vida diaria a fin de experimentar al Cristo universalmente extenso que se revela en este libro, de manera que todo lo que Él es así como todo cuanto Él ha logrado y obtenido no permanezca como algo objetivo para nosotros, sino que llegue a ser nuestra experiencia subjetiva.

  • En Dios, Cristo es nuestra vida. Esta vida ahora está escondida, pero será manifestada. Entonces seremos manifestados juntamente con esta vida en gloria.

    En Col. 2:20-23; 3:1-4 se nos revela el único camino y la única persona. El único camino es la cruz, el centro del gobierno de Dios, y la única persona es Cristo, Aquel que es preeminente y todo-inclusivo, el centro del universo. Fuimos salvos de las cosas negativas por medio de la cruz, y no por medio del ascetismo. Vivimos la vida escondida en Dios por medio de Cristo, y no por medio de la filosofía.

    Cristo, quien es nuestra vida, es la porción asignada a los santos (Col. 1:12), la imagen del Dios invisible (Col. 1:15), el Primogénito de toda creación (Col. 1:15), el Primogénito de entre los muertos (Col. 1:18), Aquel en quien mora la plenitud de Dios (Col. 1:19; 2:9), el misterio de la economía de Dios (Col. 1:26), el misterio de Dios (Col. 2:2), la realidad de todas las cosas positivas (Col. 2:16-17), y el constituyente del nuevo hombre (vs. 10-11). Cuando tomamos al Cristo todo-inclusivo como vida y lo vivimos, experimentamos y disfrutamos todas Sus riquezas.

  • Esto se basa en el hecho de que fuimos crucificados con Cristo (Gá. 2:20a) y bautizados en Su muerte (Ro. 6:3). Aplicamos la muerte de Cristo a nuestros miembros pecaminosos al crucificarlos, por la fe, mediante el poder del Espíritu (Ro. 8:13). Esto corresponde a Gá. 5:24. Cristo llevó a cabo la crucifixión todo-inclusiva. Ahora la aplicamos a nuestra carne lujuriosa. Esto es muy diferente del ascetismo.

  • En nuestros miembros pecaminosos se encuentra la ley del pecado, que nos hace cautivos del pecado y convierte nuestro cuerpo corrupto en el cuerpo de muerte (Ro. 7:23-24). Por lo tanto, nuestros miembros, los cuales son pecaminosos, son identificados con las cosas pecaminosas, tales como la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia.

  • Despojarse del viejo hombre es como despojarse de una vestidura vieja. En primer lugar, hacemos morir las concupiscencias físicas, luego desechamos las cosas malignas psicológicas, y por último nos despojamos de todo el viejo hombre y sus prácticas. Esto no se realiza mediante nuestra propia energía, sino por medio del poder del Espíritu todo-inclusivo.

  • Véase la nota Ef. 4:224b.

  • Revestirse del nuevo hombre es como vestirse de una vestidura nueva.

  • Esta palabra griega significa nuevo con relación al tiempo, mientras que la palabra de Ef. 4:24 significa nuevo en naturaleza, calidad o forma. Con respecto al nuevo hombre, véase la nota Ef. 4:242b, párr. 1. Puesto que Cristo es el elemento constitutivo del nuevo hombre, quienes conformamos el nuevo hombre somos uno con Cristo. Éste es el punto más básico y crucial de este libro.

  • Se refiere a la imagen de Cristo como la expresión misma de Dios (Col. 1:15; He. 1:3a).

  • Se refiere a Cristo el Creador, quien creó en Sí mismo al nuevo hombre (Ef. 2:15).

  • El nuevo hombre necesita ser renovado debido a que fue creado a partir de nosotros, que pertenecemos a la vieja creación (Ef. 2:15). Esta renovación se lleva a cabo principalmente en nuestra mente, como se indica por medio de la expresión hasta el conocimiento pleno. El nuevo hombre fue creado en nuestro espíritu y está siendo renovado en nuestra mente hasta el conocimiento pleno, conforme a la imagen de Cristo.

  • La palabra donde, la cual se refiere al nuevo hombre en el v. 10, significa: en el nuevo hombre.

  • No solamente no hay ninguna persona natural en el nuevo hombre, sino que además, no hay posibilidad de que en él exista persona natural alguna ni tampoco hay cabida para ella.

  • Los griegos sentían interés por la sabiduría filosófica; los judíos, por las señales milagrosas (1 Co. 1:22).

  • Aquí circuncisión se refiere a aquellos que observaban los ritos religiosos de los judíos; incircuncisión, a aquellos que no tomaban en cuenta la religión judía.

  • Un bárbaro es una persona inculta.

  • Los escitas eran considerados los más bárbaros.

  • Uno que ha sido vendido como esclavo.

  • Uno que ha sido liberado de la esclavitud.

  • En el nuevo hombre únicamente Cristo tiene cabida. Él es todos los miembros del nuevo hombre, y está en todos los miembros. Él es todo en el nuevo hombre. En realidad, Él es el nuevo hombre, Su Cuerpo (1 Co. 12:12). En el nuevo hombre, Él es la centralidad y la universalidad. Él es el elemento constitutivo del nuevo hombre, donde Él es el todo y está en todos.

  • Ambas expresiones se refieren a todos los miembros que constituyen el nuevo hombre.

  • Ser santo implica que uno no es común ni mundano, sino apartado para Dios. Véase la nota Col. 1:21a.

  • Lit., partes internas de compasión.

  • Lit., vosotros mismos.

  • El Señor que perdona es nuestra vida y vive dentro de nosotros; perdonar es una virtud de Su vida. Cuando lo tomemos como nuestra vida y persona, y vivamos por Él, perdonaremos espontáneamente, es decir, esto llegará a ser una de las virtudes de nuestra vida cristiana.

  • Dios es amor (1 Jn. 4:16). El amor es la esencia misma del ser de Dios, la sustancia misma de la vida divina. Por lo tanto, vestirnos de amor es vestirnos del elemento de la vida de Dios. Tal amor es el vínculo en el cual se combinan: el ser perfectos, ser completos y las virtudes de la madurez. Así pues, no sólo es necesario que nos vistamos del nuevo hombre (v. 10), sino también de las virtudes del nuevo hombre (v. 12) y, por encima de todas las virtudes, de amor (v. 14).

  • O, ser completos.

  • La paz de Cristo es Cristo mismo. Por medio de esta paz Cristo ha hecho de dos pueblos, los judíos y los gentiles, un solo y nuevo hombre, y esta paz ha llegado a formar parte del evangelio (Ef. 2:14-18). Debemos permitir que esta paz sea el árbitro en nuestros corazones por el bien de la vida del Cuerpo.

  • O, juzgue, presida, sea entronizado como gobernador y como uno que toma todas las decisiones. La paz de Cristo en nuestros corazones, al actuar como árbitro, anula las quejas a las cuales se refiere el v. 13.

  • Fuimos llamados a esta paz en el único Cuerpo de Cristo. Para tener la apropiada vida del Cuerpo es necesario que la paz de Cristo arbitre, regule y decida todas las cosas de nuestro corazón en nuestra relación con los miembros de Su Cuerpo.

  • El hecho de que hayamos sido llamados a la paz de Cristo debe motivarnos a permitir que esta paz sea el árbitro en nuestros corazones.

  • No solamente debemos permitir que la paz de Cristo sea el árbitro en nuestros corazones, sino que también debemos estar agradecidos con el Señor. Al llevar la vida que es propia del Cuerpo, nuestro corazón siempre debe estar en una condición de paz para con los demás miembros y debe estar agradecido con el Señor.

  • La palabra hablada por Cristo. Dios, en Su economía neotestamentaria, habla en el Hijo, y el Hijo no solamente habla por Sí mismo en los Evangelios, sino también mediante Sus miembros, los apóstoles y profetas, en el libro de Hechos, en las Epístolas y en Apocalipsis. Todas estas maneras de hablar pueden considerarse la palabra de Cristo.

    En este pasaje, ser llenos internamente de la vida espiritual hasta rebosar en alabanzas y cánticos está relacionado con la palabra, mientras que en el pasaje paralelo, Ef. 5:18-20, se relaciona con el Espíritu. Esto indica que la palabra es el Espíritu (Jn. 6:63b). Una vida cristiana normal debe ser una vida llena de la palabra, de modo que el Espíritu pueda rebosar con alabanzas y melodías de loor desde lo profundo de los creyentes.

    Este libro gira en torno a Cristo como nuestra y vida. Es por medio de Su palabra que Él ejerce Su autoridad como Cabeza y nos suministra Sus riquezas. Por lo tanto, se da énfasis en este libro a la palabra de Cristo. Efesios trata de la iglesia como el Cuerpo de Cristo. La manera en que nosotros podemos llevar una vida de iglesia normal consiste en ser llenos en nuestro espíritu hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Por esta razón, Efesios pone énfasis en el Espíritu. Allí se hace hincapié en el Espíritu Santo y en nuestro espíritu una y otra vez; incluso la palabra es considerada el Espíritu (Ef. 6:17). Sin embargo, en Colosenses los dos espíritus se mencionan solamente una vez (Col. 1:8; 2:5). En Efesios vemos que la palabra tiene como fin lavarnos de nuestra vida natural (Ef. 5:26) y combatir contra el enemigo (Ef. 6:17), mientras que aquí la palabra tiene como fin revelar a Cristo (Col. 1:25-27) en Su preeminencia, centralidad y universalidad.

  • Lit., esté en casa, resida, habite. La palabra del Señor debe tener suficiente espacio dentro de nosotros a fin de que pueda operar y ministrar las riquezas de Cristo a nuestro ser interior.

  • Las riquezas de Cristo (Ef. 3:8) están en Su palabra. Esta palabra tan rica debe morar en nosotros ricamente.

  • La expresión en toda sabiduría también puede ser colocada en la oración de tal manera que modifique enseñándoos y exhortándoos.

  • Enseñándoos y exhortándoos y cantando modifican al verbo morar. Esto indica que la manera en que permitimos que la palabra del Señor more ricamente en nosotros consiste en enseñar, exhortar y cantar.

  • Lit., a vosotros mismos.

  • Debemos enseñar y exhortar no solamente con palabras sino también con salmos, himnos y cánticos espirituales.

  • El nombre denota la persona. La persona del Señor es el Espíritu (2 Co. 3:17a). Obrar en el nombre del Señor es actuar en el Espíritu. Esto es vivir a Cristo.

  • Desde este versículo hasta Col. 4:1 tenemos un pasaje que corresponde a Ef. 5:22-33; 6:1-9, pues nos habla de las relaciones éticas entre los creyentes. En Efesios se pone énfasis en la necesidad de tener relaciones que sean éticas y llenas del espíritu a fin de que el Cuerpo de Cristo sea expresado en la vida de iglesia normal. En Colosenses se pone énfasis en asirnos de Cristo como nuestra Cabeza y en tomarlo como nuestra vida dejando que Su rica palabra more en nosotros, a fin de que se produzcan las relaciones éticas más elevadas, no como producto de nuestra vida natural sino de tener a Cristo como nuestra vida con miras a Su expresión.

    Para cada punto de este pasaje, véase la nota correspondiente en Efesios.

  • Lit., amargos.

  • Lit., desde.

  • Este punto es presentado aquí con mayor claridad que en Ef. 6:8. La herencia aquí se refiere a lo que los creyentes heredarán (Ro. 8:17; Hch. 26:18; 1 P. 1:4). La expresión la herencia por recompensa indica que el Señor usa la herencia que Él dará a Sus creyentes como incentivo para que sean fieles en el servicio que le rinden. Los infieles indudablemente perderán esta recompensa (Mt. 24:45-51; 25:20-29).

  • Lit., servís como esclavos.

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