Este libro habla en particular acerca de la iglesia, y la revela en sus siete aspectos, como
1) el Cuerpo de Cristo, la plenitud, la expresión, de Aquel que todo lo llena en todo (v. 23; 4:13);
2) el nuevo hombre (Ef. 2:15), un hombre corporativo, que tiene no sólo la vida de Cristo sino también Su persona;
3) el reino de Dios (Ef. 2:19), con los santos que son sus ciudadanos con sus respectivos derechos y obligaciones;
4) la familia de Dios (Ef. 2:19), la cual está llena de vida y disfrute;
5) la morada de Dios, donde Él puede morar (Ef. 2:21-22), la cual, en el aspecto universal, es un templo santo en el Señor, y en el aspecto local, es la morada de Dios en nuestro espíritu;
6) la novia, la esposa, de Cristo (Ef. 5:24-25) para el reposo y la satisfacción de Cristo
7) el guerrero (Ef. 6:11-12), un guerrero corporativo, que se enfrenta al enemigo de Dios y lo derrota para realizar el propósito eterno de Dios.
Una característica particular de este libro es que habla desde el punto de vista del propósito eterno de Dios, desde la eternidad, y desde los lugares celestiales. En el Nuevo Testamento, este libro ha sido colocado inmediatamente después de la revelación del Cristo que es contrario a la religión (Gálatas) y es seguido por un libro que trata sobre la experiencia práctica de Cristo (Filipenses), y nos conduce al Cristo que es la Cabeza (Colosenses). Así pues, estos cuatro libros son el corazón de la revelación del Nuevo Testamento con respecto a la economía eterna de Dios.