Es decir, continuad de manera persistente, incesante y ardiente.
Es decir, continuad de manera persistente, incesante y ardiente.
La oración preserva la gracia que hemos recibido, la cual se menciona en los caps. 1—3.
En la oración debemos velar y estar alertas; no debemos ser negligentes. Velar de este modo debe estar acompañado de acción de gracias. La falta de acción de gracias indica falta de oración. La vida de oración es resguardada al velar con acción de gracias.
Esto implica que necesitamos mantenernos abiertos a la palabra de Dios.
Véase la nota Ef. 5:161a.
Véase la nota Ef. 4:293c. Toda palabra que proceda de nuestra boca debe ser dicha con Cristo, y deben ser las palabras de Cristo, quien es gracia.
La sal hace que los alimentos sean agradables y placenteros al gusto. Las palabras sazonadas con sal nos guardan en paz unos con otros (Mr. 9:50).
En los vs. 7-17 la comunión del apóstol nos muestra que el nuevo hombre, según era practicado en tiempos del apóstol, fue producto de la obra del apóstol, la cual animaba a los creyentes a que procuraran disfrutar a Cristo, quien es el elemento constitutivo del nuevo hombre. Por medio de la circulación entre las iglesias experimentamos de una manera práctica la vida del nuevo hombre. Tal vivir tiene a Cristo como su realidad.
Hch. 12:12, 25; 15:37, 39; 2 Ti. 4:11
En el griego, la expresión estéis firmes está en voz pasiva. Por lo tanto, implica haber sido puestos, ser presentados, y corresponde a la palabra presentar en Col. 1:28.
O, completos.
Véase la nota Col. 1:91.
La iglesia que estaba en la casa de Ninfas era la iglesia en Laodicea, la cual se reunía en su casa. Las reuniones en las casas de los santos proporcionan a cada uno de los creyentes que asisten la oportunidad de desempeñar su función y también fortalecen la mutua comunión entre los santos.
Algunos mss. dicen: la casa de ella; otros: la casa de ellos.