Puesto que no se usa ninguna conjunción entre ninguna de estas tres cláusulas, deben de referirse a la misma clase de personas. Los perros son inmundos (Lv. 11:27), los malos obreros son malignos, y los mutiladores del cuerpo son aquellos que merecen desprecio. (Los es un término despectivo para referirse a los de la circuncisión. Véase la nota Gá. 5:121). Los perros aquí mencionados son los judaizantes. En cuanto a su naturaleza, los judaizantes son perros inmundos, en cuanto a su conducta son obreros malignos, y en cuanto a su religión ellos son mutiladores del cuerpo, gente de la cual avergonzarse. En un libro de este género, tocante a la experiencia y el disfrute de Cristo, el apóstol advirtió a los creyentes gentiles contra tales personas inmundas, malignas y despreciables.