El ministerio de la palabra, el cual consiste en ministrar a Cristo en todas Sus riquezas (Ef. 3:8) a los pecadores y a los creyentes para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-12). Tal ministerio se necesita desesperadamente para contrarrestar la decadencia, que fue profetizada en los vs. 3-4.
