Dios le dio todo el juicio a Cristo, porque Cristo es un hombre (Jn. 5:22, 27; Hch. 10:42; 17:31; Ro. 2:16). Como Juez justo (v. 8), Cristo juzgará a los vivos en Su trono de gloria, en Su segunda manifestación (Mt. 25:31-46), y Él juzgará a los muertos en el gran trono blanco después del milenio (Ap. 20:11-15).