Hacer expiación por el Lugar Santísimo y por la Tienda de Reunión a causa de las inmundicias y transgresiones de los hijos de Israel significa que si bien fuimos redimidos y lavados con la sangre de Cristo, debido a que todavía estamos en la vieja creación y vivimos en inmundicia, en nuestra adoración a Dios todavía tenemos conciencia de pecado y, por ende, tenemos necesidad de la propiciación que efectúa la sangre de Cristo (1 Jn. 1:7-10; 2:1-2). Tendremos conciencia de pecado hasta que seamos arrebatados y nuestro cuerpo sea transfigurado (Fil. 3:21).